Editorial: Integración indígena, urgencia inmediata

El país debe aprender a distinguir entre los auténticos líderes indígenas y aquellos que usan el discurso con fines políticos

Ecuador no puede continuar atrapado en el ciclo de paros y enfrentamientos con los pueblos indígenas que tanto daño han causado al país. Es urgente encontrar caminos de integración real entre la sociedad y las comunidades campesina e indígenas, históricamente marginados y sumidos en la pobreza. Su exclusión los vuelve vulnerables ante intereses ajenos que, con promesas vacías, los manipulan y los empujan a conflictos que nada resuelven.

El reciente mal llamado “paro indígena” dejó en evidencia que detrás de las legítimas demandas sociales se esconden grupos que buscan el caos y la desestabilización. El verdadero descontento no debería confundirse con la destrucción de la propiedad privada ni con la violencia que afecta a todos los ecuatorianos.

El país necesita aprender a distinguir entre los auténticos líderes indígenas —aquellos que trabajan por la educación, la salud y el desarrollo de sus comunidades— y quienes, desde el confort de la opulencia, utilizan el discurso étnico como herramienta política o personal.

Integrar significa escuchar, incluir y respetar, pero también exigir responsabilidad y transparencia. Solo así se podrá construir un Ecuador en el que nadie tenga que recurrir a los paros para ser escuchado, y en el que la unidad prime sobre la manipulación y el conflicto.