Editorial | Indolente e inhumano

Observar a la fuerza del orden agredir a una persona que intentaba ayudar a otra agonizante es indignante

Es un silencio indolente. El Gobierno Nacional, por su propia voluntad, ha sido incapaz de decir una sola palabra sobre la muerte de un comunero en Cotacachi y la actuación desproporcionada e inhumana de militares en el marco del paro nacional. El video es de conocimiento público. Observar a la fuerza del orden agredir a una persona que intentaba ayudar a otra agonizante es indignante. De eso no hay un comunicado, un pronunciamiento oficial, un posteo en redes sociales y mucho menos uno de esos videos institucionales abundantes en narrativa, pero vacíos de contenido.

El Gobierno representa a todos: civiles y militares. Muy bien que se solidarice con los uniformados agredidos y retenidos, pero no puede guardar silencio sobre el fallecido. Es instaurar un discurso polarizante entre ecuatorianos que no abona en nada a regresar a la relativa tranquilidad previa al paro nacional.

La Fiscalía, de la misma manera en la que se ha mostrado muy diligente en abrir investigaciones a líderes sindicales, indígenas y defensores del agua, debe también indagar este lamentable hecho y señalar a los culpables.

Callar frente a lo evidente y armar una narrativa favorable será siempre una muestra de falta de empatía y responsabilidad con el ciudadano, que expone aún más al gobernante en su indiferencia.