Editorial | El puente del ‘gallo pelón’
Pugna de competencias, así como los concursos públicos incompletos y declarados desiertos, han estancado a este proyecto vial
Hace 16 años se empezó a estudiar el Viaducto Sur de Guayaquil, el denominado Quinto Puente. Pero lo que debió ser una solución estratégica para desviar el tráfico de carga pesada y extrapesada directamente hacia el puerto -evitando el colapso vehicular en Guayaquil y Durán- se ha convertido en símbolo más de la ineficiencia institucional que afecta al país.
La pugna de competencias entre el municipio y los gobiernos de turno, así como los concursos públicos incompletos y declarados desiertos, han estancado a este proyecto vial, que hoy vuelve a enfrentar una nueva traba: la demora del Ministerio de Transporte y Obras Públicas para entregar los peritajes y avalúos de los predios que deben ser expropiados, lo que impide a la Prefectura del Guayas continuar con la obra. Pero mientras los funcionarios se enredan en trámites, decenas de familias que colindan con los terrenos implicados en el proyecto viven en la incertidumbre por inminentes desalojos, y el país sigue perdiendo una oportunidad de desarrollo.
Este puente no solo permitirá desahogar el tráfico, sino mejorar los tiempos de transporte y fortalecer la competitividad del sector productivo que sostiene la economía nacional. Para destrabar el problema se requiere definición y voluntad política. De lo contrario, seguiremos sumidos en la misma retórica y con el cuento de siempre.