Editorial | El paro distractor
Mientras la protesta distrae a las fuerzas del orden, los criminales actúan sin freno. Explosivos amenazan a la población
Mientras los militares y policías concentran sus esfuerzos en contener a los violentos y, en algunos casos, terroristas disturbios del paro indígena en la Sierra norte, grupos criminales aprovechan la distracción para actuar con impunidad y sembrar el terror. Coches bomba y explosivos en puentes estratégicos de las vías del sur muestran que estos delincuentes no solo buscan lucro, sino desestabilizar al país y atentar contra la vida de ciudadanos inocentes.
Los cierres viales y las manifestaciones, impulsados por un pequeño grupo de manifestantes acompañados de violentos, no buscan mejorar la vida de los más necesitados: buscan caos y confrontación. El subsidio al diésel, destinado a proteger a los pobres, ha terminado beneficiando principalmente a quienes viven del contrabando y de actividades ilegales como la minería clandestina.
Ecuador necesita producir y avanzar; no puede quedar paralizado por la terquedad de unos pocos. La justicia social no se construye bloqueando carreteras ni poniendo en riesgo vidas, sino con políticas efectivas que lleguen a quienes realmente lo necesitan. Mientras tanto, quienes se aprovechan de la crisis para delinquir operan sin freno, recordándonos que la seguridad y la legalidad son prioridades que no admiten excusas.