El mayor desafío que enfrentará el mundo será el cambio climático. En función de ello y de la tendencia creciente de la humanidad a vivir en grandes ciudades, el desarrollo de estas megaurbes debe basarse en la sostenibilidad. 

Pero en Ecuador, donde la mayoría de sus centros poblados ni siquiera ofrecen todos los servicios básicos a sus habitantes, el ser sustentables es una utopía. Las municipalidades ni siquiera elaboran, menos aún llegan a implementar, planes de desarrollo integrales. 

¿Qué alcalde, en todo el país, puede presumir de obras que realmente suplan las necesidades de sus comunidades y sean parte de una planificación que integre vialidad, preservación ambiental, desarrollo productivo, cultural, formativo-educativo, deportivo, con prestación eficiente de servicios de salud, conectividad, telecomunicaciones e investigación en los más diversos ámbitos?

¿Cuál alcaldía puede presumir de programas y sistemas que mejoren la calidad de vida de la población, como control de emisiones, reciclaje de residuos, manejo óptimo de desechos, transporte público de calidad, prevención de desastres como inundaciones, terremotos, etc.? Mientras el resto del mundo avanza hacia la sostenibilidad, nuestras ciudades ni siquiera garantizan servicios básicos.

En las próximas elecciones seccionales debemos votar por planes concretos y medibles, no por promesas populistas vanas.