Disfrute repudiable

En parte, los operadores de justicia, con sus acciones erradas y sus omisiones, son los responsables indirectos de que puñados de corruptos hoy disfruten en otros países del dinero robado

Políticos y empresarios ecuatorianos, prófugos de la justicia, algunos recién imputados y otros sentenciados en las cortes nacionales por actos de corrupción en la administración pública, siguen disfrutando en el exterior del dinero robado a las arcas públicas, sin que sientan el temor a la posible extradición o la pérdida de los bienes que compraron con la plata que se le llevaron al pueblo.

La cadena de delitos de los que se los acusa, desde peculado hasta lavado de activos y delincuencia organizada, no frena su disfrute de las riquezas malhabidas, invertidas en múltiples países, entre ellos los Estados Unidos, porque están fuera del alcance de los tribunales ecuatorianos.

Las investigaciones estadounidenses, que han llevado a pocos ante el banquillo de los acusados, son las que han arrojado algo de luz a la penumbra en que se mueven los operadores de justicia nacionales, algunos por desconocimiento y otros por los intereses creados para la impunidad.

La fiscal general y el presidente de la Corte Nacional de Justicia deben actuar con firmeza contra los corruptos, y responderle al país por las omisiones y por las acciones incorrectas que permitieron que los ladrones de cuello blanco huyeran hacia los paraísos donde hoy viven.