No todo es culpa del centralismo

Las carencias que afrontan las comunidades a nivel nacional también se deben a la ineficiente gestión de los gobiernos seccionales’.

Si bien el centralismo, es decir el sistema político que concentra las funciones de gobierno y administración en un solo poder, sin delegar competencias (al menos las fundamentales), ha prevalecido a lo largo de la historia republicana de Ecuador, no es posible atribuirle la culpa de todo lo que falla en el país.

Las carencias que afrontan las comunidades a nivel nacional también se deben a la ineficiente gestión de los gobiernos seccionales. Una adecuada planificación, que abarque un diagnóstico de la situación actual y una proyección a futuro basada en un desarrollo sustentable, permite el progreso de la sociedad, incluso en un entorno difícil y con condiciones adversas. Ciudades consideradas de alta peligrosidad lograron superar problemas extremos al mejorar la calidad de vida de sus habitantes con infraestructura pública ajustada a sus necesidades, pese a la pobreza, la drogadicción y la violencia.

No es por el centralismo que las ciudades no tienen un plan de desarrollo urbano, parques, vialidad y sistemas de transporte público eficientes... Es por falta de responsabilidad y planificación, por la inoperancia de los gobiernos seccionales. La administración inteligente de los recursos en una urbe se traduce en plusvalía, una forma efectiva de medir la eficiencia municipal.