El Bicentenario como debe ser

Resulta imprescindible que las autoridades planifiquen, además del futuro de Guayaquil, el Guayaquil del futuro.

Guayaquil recibirá sus 200 años de independencia en medio de una fuerte crisis económica y tras la traumática pérdida de miles de vidas a causa del coronavirus. Ello hace necesario replantear la forma en que deben conmemorarse estos dos siglos de libertad.

El Bicentenario tendría que ser un punto de inflexión para repensar la ciudad y no solo la significativa recordación de una gloriosa gesta del pasado. Resulta imprescindible que las autoridades planifiquen, además del futuro de Guayaquil, el Guayaquil del futuro. Definir cómo se proyectará y posicionará a partir de 2020: ¿centro de negocios, gran ‘hub’ de emprendimiento, ‘hinterland’ portuario y aeroportuario, desarrolladora de tecnologías agroindustriales, meca gastronómica, puerta al turismo del país?

La ciudadanía y la empresa privada también deben unirse a esta trascendental tarea asumiendo un rol protagónico en la construcción de una nueva ciudad, pujante, ordenada, dinámica e innovadora; con actitud responsable y comprometida, para lograr convertirla en una urbe ecológicamente sustentable, limpia, verde, fácilmente transitable y segura, con los más altos estándares en los diferentes ámbitos del desarrollo: productividad, conectividad, industria, comercio, servicios, etc. Esa es la forma.