A la altura de hoy

Hoy, que ya no hay etapas oscuras de autoritarismo, es cuando las instituciones del Estado deben estar a la altura para garantizar al ciudadano un país con jueces rectos, fiscales no arbitrarios ni políticos corruptos. Urge corregirse

Es muy sencillo leer el hastío de los ecuatorianos a través de sus gestos, sus palabras y la desazón que manifiestan en su día a día. Están descorazonados y, entre muchas razones, por el descrédito en que han caído las instituciones: las que deben proveerles de servicios indispensables pero también las que deben protegerlos de las amenazas. ¿Qué país se puede construir si todo puede desvanecerse de un día para el otro sin que haya consecuencias? 

Lo fácil que resulta de entender el ánimo nacional contrasta con la dirección opuesta hacia la que van las instituciones públicas. Es hoy el momento en que deben demostrar estar a la altura de las circunstancias. Es hoy, cuando se acabaron etapas oscuras de autoritarismo en donde nadie podía opinar sin riesgo contra un Estado de propaganda, el momento para que los entes que defienden al ciudadano de los ladrones, los políticos corruptos, los asesinos, los narcos, los jueces injustos, los fiscales ciegos y arbitrarios deben funcionar. Es hoy cuando se hace más necesaria que nunca la depuración interna y el propósito de enmienda. Es hoy cuando hay que lanzar un mensaje de esperanza para construir un futuro. De que los esfuerzos merecerán la pena. De momento, no lo valen. Urge la corrección institucional.