Editoriales

Aliñados y sin vacunas

Cabe insistir: si los ciudadanos no están debidamente protegidos frente a la pandemia, habrá crisis económica sumada a la crisis hospitalaria.

Reconociendo como obligación de todas las instituciones proteger la salud de la población y que si la misma no se siente debidamente a salvo del riesgo de enfermarse, por no estar vacunada contra el coronavirus, no saldrá a trabajar con normalidad, el Municipio de Guayaquil decidió participar en el esfuerzo de vacunar a los ciudadanos del cantón. Intentarlo ha sido todo un increíble proceso de idas y venidas, donde lo único cierto es que el Ecuador se encuentra al final de la lista en que se informa sobre la población vacunada en los países del continente. Como vivimos en un mundo de sospechas, el Cabildo porteño integró una Comisión Especial para que acompañe, con certeza de procedimientos éticos, la deseada inmunización en el cantón. La conformó con el arzobispo de Guayaquil, una distinguida educadora, un exministro de salud y un dirigente empresarial. Ni por eso. Todos los procedimientos siguen resultando inútiles: la economía continúa paralizada o a media asta. Pareciera que desde algunos sectores del Gobierno se hacen todos los esfuerzos por mantener en sus manos, con carácter de exclusivo, el proceso de vacunación que debería ser un trabajo de toda la nación. Cabe insistir: si los ciudadanos no están debidamente protegidos frente a la pandemia, habrá crisis económica sumada a la crisis hospitalaria.