Dar batalla
Los republicanos no solo estarían sacrificando a un presidente, sino también a su indiscutible candidato...
Aparentemente, el juicio político contra Donald Trump avanza. Pero, ¿cuánto realmente? Lo más probable es que el intento de ‘impeachment’ pase la primera prueba de obstáculos: la Cámara de Representantes. Eso era más o menos fácil, después de todo, su control es Demócrata. Y una vez superada, se enfrenta el caso frente al Senado, donde dos terceras partes tendrían que votar a favor de que por primera vez en su historia un presidente sea destituido de su cargo.
Dos tercios en un pleno con mayoría Republicana. Es virtualmente imposible que logren saltar esta barrera. Los republicanos no solo estarían sacrificando a un presidente, sino también a su indiscutible candidato y cualquier posibilidad de mantener su estadía en la Casa Blanca cuatro años más.
Les estarían entregando la carrera presidencial. Si tan claro está el panorama, solo queda preguntarnos ¿a qué están jugando el partido azul? No a hacer política, sino en hacer política para la televisión. Si no lo pueden encontrar culpable por vías legales y judiciales, al menos que el público lo haga. Esto se entiende analizando el contexto; con las elecciones a la vuelta de la esquina, comunicacionalmente, es momento del ataque. ¿Atacar qué? ¿Sus políticas? Es probable que lo hagan, pero denunciar que durante su mandato puso niños en jaulas como política de migración es lo mismo que afirmar que cumplió con su promesa de campaña. Después de todo, él ganó ofreciendo un muro y mano dura.
Quienes se escandalicen por lo ocurrido en la frontera son votos con los que ya cuenta el partido Demócrata. ¿Burlarse de sus errores y su capacidad intelectual? Sería insultar por extensión a quien votó por él en 1° lugar. ¿Qué espacio les queda? Si no hay, se lo crea, o se lo expone a la luz. En este caso, poner en duda su honestidad. Mostrarlo como corrupto. Uno más que se adaptó y explotó al sistema.
La pregunta es qué tan efectivo será. El riesgo de victimizar a Trump y convertirlo en un mártir perseguido, no está lejos. Mas debe haber sido parte del cálculo político demócrata. Quedarse quietos era aceptar una derrota el 3 de noviembre de 2020. Dar batalla es al menos mantener viva la posibilidad de ganar la guerra.