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Peligrosa incivilidad y ciudadanía precaria

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Pero la COVID-19 y su efecto destructor-mortífero crearon una nueva normalidad (en esencia anormalidad).

Historiadores estudiaron el paso de la “barbarie” a la civilización. Su tránsito fue una verdadera transformación social. Las revoluciones de EE. UU. (1776), francesa (1789) y la declaración de los derechos sociales crearon la ciudadanía (y deberes) como valor de la democracia y civilización. Hoy los términos civilización y ciudadanía son grandes conquistas humanas. Pero la COVID-19 y su efecto destructor-mortífero crearon una nueva normalidad (en esencia anormalidad). Las pandemias siempre dejan daños y muertes. El mundo tiene hoy más de tres millones de muertos, con cifras en aumento. La OMS y epidemiólogos recomendaron tres medidas para sobrevivir: mascarillas, alcohol-gel y distanciamiento social. Los Estados reconocieron que eso no bastaba. Por eso usaron las leyes para decretar toque de queda y confinamiento. El país ya los vivió en 2020. Hoy, ante nuevo rebrote, cepas y variantes mortales (brasilera, inglesa y africana), es necesario redoblar la autoprotección que se ha dado en llamar “civilidad” y cabal cumplimiento del deber ciudadano. Sin embargo, esto no se cumple. Ni el abarrotamiento de hospitales con cientos de infectados y en camas UCI, bordeando la muerte, hace entender a quienes no acatan las restricciones. El COE nacional define esta actitud como “incivilidad”. La sociología la llama ciudadanía irresponsable. Hoy sufrimos graves efectos y daños por acciones de incivilidad y ciudadanía precaria. Hay quienes creen que el virus no los afecta. Las cifras lo desmienten. Así la disyuntiva es: se usa o no la ley para detener las “acciones bárbaras” de los que con alta incivilidad e irresponsabilidad ciudadana estimulan ese rebrote. Epidemiólogos dicen: no bastan solo medidas sanitarias, también deben implementarse acciones sociocomunicacionales masivas, pues hay quienes piensan que tienen “inmunidad misteriosa”. Es hora de detener lo que una amiga, que perdió padre, madre y hermano, llama: “propagadores y asesinos irresponsables”. Ante esta situación de incivilidad y barbaridad de ciudadanos irresponsables, se puede apretar el botón que active mayores efectos destructores del virus chino en el país de la nueva anormalidad. ¿Es posible esto en un Ecuador fragmentado y dividido por el virus correísta?