Ciudades diversas y gobiernos locales

El problema es que las universidades están ausentes de las realidades urbanas y humanas, y los candidatos no conocen las urbes en las que viven para llevarlas al cambio y progreso.
Las próximas elecciones seccionales serán otra vez causa y razón de un ‘show’ más de caudillos, demagogos, actores, payasos, saltimbanquis, talentos de TV e improvisados de toda laya, procedencia y especie. Esa fauna bufonesca estará ahí por obra y gracia de los dueños de partidos, líderes, organizaciones ideológicas y políticas mafiosas. Esto no llamará la atención. Es guion repetido de otras elecciones. Culebrón cansino con la misma y desastrosa actuación, con pobre libreto y actores-actrices de pésima calidad. Ahí estarán candidatos a quienes los ‘marketeros’ pasarán horas “preparándolos” para hacerlos presentables y digeribles. Sin embargo no dejarán de hablar sandeces, tonterías y frases sin sentido. Tendremos otra vez el mismo telón de fondo: rifas, ‘shows’, bingos gratuitos, regalos y cantantes invitados. Y cuanto más puedan inventar para atrapar la candidez y debilidad ciudadana, con los mismos engaños de siempre: mentiras y más promesas. Expondrán “programas” y listas de ofertas interminables. Ahí habrá de todo: comida gratis, médico y medicina en casa, televisión por cable gratuito, agua, electricidad, teléfono, discotecas y hasta placeres ocultos. Todo se repite siempre, y lo sabe la memoria popular. Lo de fondo y esencial no será presentado. La lectura de las ciudades es homogénea y plana, aunque estas son diversas. Ecuador es heterogéneo hasta en lo inverosímil. No podemos trazar una línea horizontal en cualquier mapa provincial, cantonal o en la topografía urbana sin dejar de encontrar diferencias. Los cantones y ciudades son distintos. Pero esto no lo saben los candidatos porque su ignorancia llega a los rascacielos. En esa diversidad sobresale lo central que ellas requieren: planificación, rediseño, objetivos claros, manejo honrado de rentas, ofertas reales con transparencia y ética. Por eso antes de la campaña sería bueno que las universidades salgan del letargo y los inviten a todos a un curso básico de comprensión de lo que es una urbe, qué requiere y qué demanda hoy. Solo necesitan 5 o 6 conferencistas y no más de un curso. El problema es que las universidades están ausentes de las realidades urbanas y humanas, y los candidatos no conocen las urbes en las que viven para llevarlas al cambio y progreso.