Premium

Rubén Montoya Vega | El Cartel de los Locos

Avatar del Rubén Montoya

Lo que viene no es de rosas, aunque Occidente no lo vea y le falte un líder que lo sostenga

Que en el mundo han existido siempre locos con inmenso poder ya lo sabemos (Gengis Kan, Atila, Nerón, Leopoldo de Bélgica, Stalin, Mao, Pol Pot) tal como sabemos que mañana será igual porque la naturaleza humana nació terca y morirá soberbia: ama insistir en sus errores. Pero hay épocas que son más oscuras que otras, más propicias para que abunden los ‘iluminados’.

Lo curioso es que el mundo no suele ver los síntomas y hasta los desprecia, tal como pasó cuando un sicópata inició el Holocausto judío y la destrucción de media Europa hace menos de un siglo.

Justamente para ‘celebrar’ que hace ocho décadas terminó esa barbarie, el líder chino Xi Jinping, realizó la mayor demostración de músculo bélico que haya hecho hasta hoy. La ostentación la hizo junto a los dictadores de Rusia, Vladimir Putin, y Corea del Norte, Kim Jong-un, un loco de manual. “Hoy la humanidad vuelve a enfrentarse a la disyuntiva entre la paz o la guerra”, dijo ayer, con ese cinismo que es parecido al de los curas pedófilos cuando dan misa a un colectivo de infantes.

Lo más grave no es la bravuconería taimada de Jinping. Lo es que, al frente, en el lado más o menos democrático del mundo, no haya un líder. Un Winston Churchill o un Dwight Eisenhower. Occidente está partido por la ineptitud que asola a Europa (sus líderes son tan precarios como el español Sánchez o el francés Macron) y la chulería de cabaret del presidente norteamericano. Donald Trump no es, ni de lejos, el líder que Occidente necesita para sostener el pulso tinoso de poder que exige este tiempo.

No lo es. Trump es el delincuente convicto de 34 falsificaciones, el abusador sexual acusado por al menos 25 mujeres, y el ‘visionario’ que aspira a ser el mayor deportador de inmigrantes de su país: lleva 350 mil. En apenas siete meses de mandato.

Lo que viene no es de rosas, aunque Occidente no lo vea y le falte un líder que lo sostenga. Lo que hay es una sarta de dementes que gobierna. No solo en las grandes ligas. Afinen el visor y los verán. Se creen genios, inmunes, elegidos por Dios o por “las fuerzas del cielo”. Banda de locos es lo que son. Deberían formar un cartel.