Argucia del pobrecito

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Del apuñalado y del resto de la sociedad nadie se conduele.

La representación ideológica del “pobrecito” es parte consustancial de la naturaleza humana que, sensorialmente actúa para formar criterios de solidaridad con alguien en una situación de aparente necesidad, desventaja, calamidad o ataque. Esta exclamación es un adjetivo singular diminutivo de la palabra pobre, que denota compasión de manera sincera o sarcástica.

La condición de atacado, desvalido, disminuido, abusado, agredido, etc., ocasiona una reacción sentimental y psicológica a su favor, contraria a la persona o circunstancia que produce esa condición, por el sentimiento de solidaridad y compasión innato al ser humano. Este sentimiento es muy utilizado y manipulado por quienes, conociendo del mismo o de manera instintiva, lo usan para recibir ayuda, protección y solidaridad, por el hecho o condición aparente, pero sin conocimiento, análisis o importancia de las circunstancias causales, y lo que es peor, muchas veces sin importar si está bien o mal, si el hecho es resultado de un accionar ilegal de la misma persona, de una contravención o delito, que pudo ser evitado por el “pobrecito”.

Vemos en las calles al delincuente que roba y apuñala a la víctima, huye y es alcanzado por otras personas; para no recibir una golpiza de escarmiento, se arrodillan, lloran, patalean, invocan a la Dios, la Virgen y a todos los santos, que la mamacita está enferma, que sus hijos necesitan, la esposa se está muriendo, no tiene dónde vivir o qué comer… Al llegar la Policía, todos se aglutinan y el delincuente sigue en su tragicomedia para influenciar subliminalmente a los espectadores, y cuando lo están llevando ante las autoridades, empiezan las voces, muchas dirigidas por sus mismos secuaces o personas de su calaña, para que, utilizando el recurso psicológico del “pobrecito”, no se lo lleven, pues tiene familia, tiene mamá, roba por necesidad, brutalidad policial, uso excesivo de la fuerza y muchas otras causas que la moderna tendencia tergiversada de los derechos humanos distorsiona y tuerce en favor de la delincuencia. Del apuñalado y del resto de la sociedad nadie se conduele.