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Cómo ganar las elecciones

Avatar del Roberto López

Como dijo el -tristemente fallecido- expresidente Gustavo Noboa, “no se van porque no pueden irse”. Y el correato -aún enquistado en el poder- tiene que recuperarlo del todo. No solo porque se cebaron y “vienen por más”, sino porque somos parte del plan continental de la izquierda iberoamericana para recuperar los países perdidos.

Y deben hacerlo para impedir que se sancione a los culpables de la debacle, que no solo incluye el monumental atraco, sino la entrega del país al narcotráfico. Crimen que debe ser instituido como traición a la patria y por el que Correa debe ser condenado a cadena perpetua. No como venganza, sino para que nadie más lo vuelva a hacer.

Pero hay una forma de impedirlo: ganarle las elecciones al Mentiroso del Sur. Y no solo basándose en su inexistente paso por el Banco Central, o en el descarado hecho de atacar al Gobierno (mientras se descubre que fue parte de él desde el 2007 al 2020), sino en algo mucho más grave: nos sacó 27 mil dólares en plena pandemia, cuando no había plata ni para mascarillas. Solo un desalmado es capaz de hacer algo así.

Pero Salvador Quishpe nos la puso facilita: dijo que ellos deben presidir el Parlamento. Su 20 % de votación avala sus palabras, pues es el mismo porcentaje que sacó G. Lasso. Suena razonable entonces que el sector indígena controle la Función Legislativa, mientras el mestizaje controla el Ejecutivo.

Los 27 votos de Pachakutik sumados a los 13 de las minorías, los 18 del PSC y los 12 de CREO, aseguran una mayoría de 70 votos en la Asamblea; sin mirar siquiera a la ID para que sea libre de coquetear con el correato. Faltan seis días para las elecciones. Ya debería haber un acuerdo y el anuncio de que el sector indígena va a votar por G. Lasso a cambio de que -en un claro ejercicio democrático- apoye a S. Quishpe como presidente de la Asamblea. ¡Bingo!

Además, esto permitiría un acuerdo Ejecutivo-Legislativo que por ahora luce inexistente, con el descalabro que eso representa para el futuro gobierno.

Perder las elecciones no es ningún crimen. Hacerlo pudiendo ganarlas, es imperdonable.