Lasso calla que no es poco

El cuñado del presidente ha sido acusado de encabezar un esquema de corrupción en las empresas públicas y el Gobierno ni lo niega ni lo afirma ni toma distancia ni hace nada
Si el Café La Posta de este lunes fuera un texto, habría que leerlo en diagonal para ir separando a vista de pájaro la abundante paja del escaso trigo. Nadie podrá negar que la hora con 33 minutos que duró el programa en el que Andersson Boscán y su equipo periodístico presentaron la explosiva denuncia de corrupción contra el cuñado del presidente, Danilo Carrera, pudo reducirse, siendo generosos, a cinco minutos de información pura. El mismo Boscán, al día siguiente, puesto a resumir el caso (para los que se perdieron el programa de la víspera, dijo) lo hizo en segundos. Porque si uno se salta los rodeos y divagaciones, si descarta los interminables preámbulos y digresiones, si hace caso omiso de la parafernalia escénica a tres pantallas y los autobombos, resulta que lo que tiene La Posta (o lo que presentó ese día) es un audio. Y en el audio, el testimonio de un mafioso, Leonardo Cortázar, uno de los amigos de piscina del correísta Ronny Aleaga. Así que uno podría pensar, de entrada, que el caso se está sobredimensionando. Salvo por un detalle: la respuesta de Guillermo Lasso. Si la hora y media de Boscán cabe en cinco minutos, las 12 líneas del presidente caben en nada, son la nada. Y eso, como dirían en Jalisco, eso sí está gacho.
El Gobierno, dice el presidente, “no tolera ni tolerará ninguna forma de corrupción” y blablablá. Al contrario, “contribuye y siempre contribuirá con cualquier proceso investigativo” y blablablá. “Transparencia” y blablablá. “Despejar infamias” blablablá. “Ratifica su principio fundamental de lucha contra la corrupción” y blablablá. En fin: una chapuza que bien podía tenerla escrita desde los tiempos de la campaña electoral. De hace 12 años. Como si se le estuviera preguntando por sus principios generales sobre la ética pública (tema en el cual el presidente, como cualquier otro político, puede mentir cuanto quiera porque igual nadie le cree) en lugar de señalando directamente la participación de un amigo y aliado, un pariente, (un “casi padre”, dicen quienes lo conocen) en actos de corrupción.
Cortázar acusa a Danilo Carrera de encabezar, en calidad de “gran padrino” y con la complicidad de un puñado de impresentables narcotraficantes, un esquema de corrupción en las empresas públicas. El Gobierno no lo niega; ni decide tomar distancia del sujeto hasta que se aclaren las cosas; ni emprende acción pública alguna para aclarar el papel de los cómplices (Hernán Luque, Rubén Chérrez…) en el entramado institucional de las eléctricas, por ejemplo, donde parece que se mueven millones de plata sucia. Peor aún: hay un informe del grupo de parlamentarios contra la corrupción, es decir, de Fernando Villavicencio, que Carondelet debe conocer desde hace meses; un informe en el que los vínculos de Danilo Carrera con los narcotraficantes que operan en las empresas públicas se establecen sobre la base de información obtenida por ¡“los organismos de inteligencia del Estado”! Demasiada gente de demasiado arriba lleva demasiado tiempo haciéndose la gil. Y eso incluye al presidente.
Lo demás es show. Que La Posta decida hacer de este caso una telenovela por entregas en la que el desenlace parece postergarse en función del ‘rating’ es muy poco serio. “Vamos a poner pruebas suficientes sobre la mesa”, ha dicho Boscán y uno se pregunta qué diantres espera. Nomás falta recordar que esto empieza con un organigrama, desplegado en el programa del lunes, donde aparece toda la estructura mafiosa con Guillermo Lasso a la cabeza, nada menos. Así que esas son las pruebas que deben poner sobre la mesa. Hasta el momento, hay un audio.