Columnas

El G20 y los medios para la seguridad climática

Un acuerdo entre esos gobierno y acciones específicas, entre ellas, enfrentar la corrupción en sus propios países, puede cambiar la trayectoria mundial del cambio climático...

El filósofo Immanuel Kant dijo: «Quien desea un fin, desea [...] también los medios que son indispensablemente necesarios y en su poder». Es decir, cuando nos fijamos una meta, tenemos que hacer lo necesario para alcanzarla. Es una máxima fundamental para nuestros gobiernos y debiera guiar a los líderes del G20 en su reunión en Roma para enfrentar la crisis climática. El mundo fijó una meta con el acuerdo climático de París: limitar el calentamiento global a 1,5 °C, como máximo, respecto a niveles preindustriales. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático explicó que superar los 1,5 °C implicaría poner en peligro la vida en el planeta: el nivel del mar podría subir varios metros, colapsarían ecosistemas críticos y se liberaría metano del permafrost, lo que podría disparar un efecto invernadero desbocado. Sin embargo, la trayectoria actual implica un catastrófico aumento de 2,7 °C de la temperatura mundial. Este año la Agencia Internacional de la Energía señaló la senda tecnológica para alcanzar la meta de 1,5 °C. Descarbonizar el sistema energético mundial para mediados de siglo. Podemos lograrlo si migramos de combustibles fósiles a energías renovables y combustibles verdes en generación eléctrica, transporte, edificios e industria. Detener la deforestación y recuperar tierras degradadas a escala masiva. Hasta hoy, los gobiernos fracasaron completamente. Tienen que desear los medios para descarbonizar. Planificar el sistema energético y cambios en el uso del suelo para mediados de siglo. Nos quedan apenas 28 años hasta 2050 y necesitamos reformar masivamente los sistemas energéticos y prácticas de uso del suelo. Los gobiernos deben planificar las inversiones y políticas necesarias y lograr aceptación y apoyo mediante escrutinio, debate y revisión públicos. Deben regular. Contamos con suficientes. Ningún país debe tener licencia para detener la nueva exploración reservas confirmadas de combustibles fósiles ni desarrollarlos. Los gobiernos deben financiar -a escala- la infraestructura sin emisiones netas de carbono, como redes nacionales y regionales de energía eléctrica renovable. Los gobiernos de los países ricos deben ayudar a financiar a los más pobres para implementar las inversiones necesarias. Se comprometieron en 2009, pero no han movilizado ni $ 100 mil millones por año, apenas 0,1 % del producto mundial. También deben compensar por el daño climático que ya causaron y que se intensificará en el futuro. Hay países que sufren gigantescos desastres climáticos por sus infracciones energéticas. Las personas más ricas del mundo, responsables de la preponderancia del uso de combustibles fósiles en sus países y a escala mundial, deben pagar la parte que justamente les corresponde de los costos del ajuste climático. Sin embargo, por lo general evitan la justicia tributaria. Los gobiernos del G20 tienen el mandato moral de adoptar los medios para alcanzar la meta mundialmente acordada para la seguridad climática. Sus países son responsables de aproximadamente 80 % del producto mundial y emisiones de CO2. Un acuerdo entre esos gobierno y acciones específicas, entre ellas, enfrentar la corrupción en sus propios países, puede cambiar la trayectoria mundial del cambio climático.