Afectar gravemente al honor nacional

Nadie sabe a quién elegiremos en el futuro
Antes, al presidente de la República se lo podía enjuiciar políticamente, además del cohecho y la traición a la patria, por “cualquier otra infracción que afecte gravemente al honor nacional”. La causal se eliminó en la Constitución de 1998.
Algunos señalaban que esta causal era inaplicable al no existir ley que determine lo que debía entenderse como una infracción de esta naturaleza. Cierto es que se puede dar el fenómeno de invocar causales dándole un contenido que va más allá de su alcance, pero la eventualidad de una interpretación extralimitada, creo, no debía ser motivo para eliminar este fundamento o razón de enjuiciamiento político.
Se debe considerar la calidad del cargo presidencial, que, por sus funciones en calidad de jefe de Estado representa a la nación ante la comunidad internacional. No se puede tolerar, por tanto, que un primer mandatario, que no es un ciudadano más al ostentar esa dignidad, incurra en hechos que comprometan el honor nacional y el prestigio del Estado. Constituciones como la chilena mantienen la causal, considerando que, en la mayoría, el juicio político es abierto, es decir, sin limitación de hechos para incoarlo.
La coyuntura hace que en las últimas semanas estemos hablando de un eventual juicio político presidencial y si se estaría o no dentro de las causales constitucionales para incoarlo. Cuando eso concluya, el tema pasará al olvido, así como la ausencia de esta causal.
Nuestra historia recuerda a un presidente protagonizando una serie de actos bochornosos, como recibir al presidente de otra nación en estado de ebriedad, a un vicecanciller en la playa, en traje de baño, o a una cena con embajadores extranjeros alcoholizado, en la que ofendió a los asistentes. No fue enjuiciado políticamente, lo que concluyó con un golpe de Estado. El depuesto culpó a la CIA, la oligarquía y los intereses petroleros extranjeros.
Iberoamérica se acostumbra, cada vez más, a las payasadas presidenciales que se multiplican. Que ello no nos lleve a soportar esas vergüenzas. Nadie sabe a quién elegiremos en el futuro.