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Rafael Oyarte | Inestabilidad política y solidez económica

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¿Con todo eso, cómo es posible que Perú tenga una tan firme estabilidad económica?

La inestabilidad política del Perú es tan evidente que, tal como nosotros a finales de Siglo XX y principios del XXI, ha posesionado 7 presidentes en 9 años. La norma que permite cesar a un presidente por “incapacidad moral” es tan amplia que, luego de aplicarla a Fujimori en 2001, hizo caer a Pedro Pablo Kuczynski, que prefirió presentar su renuncia en marzo de 2018, antes de ser vacado por el Congreso por actos de corrupción. Su remplazo, Martín Vizcarra, también fue sometido a ese mismo proceso, siendo vacado en noviembre de 2020, por “permanente incapacidad moral”, también por actos de corrupción. Su sucesor, Manuel Merino, duró pocos días, siendo sucedido por Francisco Sagasti, quien concluyó el período presidencial. Pedro Castillo, elegido popularmente en 2021, fue sucesivamente sometido a este procedimiento, sin éxito hasta el día en que, con torpeza, decidió disolver al Congreso sin causa constitucional: los legisladores renuentes a votar por su cese decidieron poner fin a su Gobierno a las pocas horas, el 7 de diciembre de 2022. Su sucesora, Dina Boluarte, fue vacada en los primeros minutos del 10 de octubre de 2025, con votación unánime, la que fue causada por una crisis de seguridad ciudadana. Hoy, el presidente es José Jerí, quien llegó al parlamento por rebote: el ex presidente Vizcarra ganó la curul por un distrito de Lima con 200.000 votos, pero fue impedido de asumir por su inhabilitación, siendo subrogado por Jerí que, en ese mismo distrito, solo había logrado 11.000 votos. Llega a la jefatura de Estado luego de lograr la presidencia del Congreso en julio de este año, teniendo una investigación por enriquecimiento ilícito y haber superado otra por delito sexual, además de otros antecedentes que, antes que configurar un currículum, conforman un prontuario.

¿Con todo eso, cómo es posible que Perú tenga una tan firme estabilidad económica? ¿Cómo puede tener tan alto nivel de inversiones, gran solidez de su moneda y un desarrollo que le acerca, a paso raudo, a un quedado Chile? Pues vea su Constitución. Sí, esa de la constituyente fujimorista de 1993, que, en su componente económico, entre tantas otras cosas, asegura las inversiones con el “contrato-ley” que impide que reformas tributarias y otras afecten a las concesiones y contratos de servicios, obras públicas y de explotación de recursos naturales, con la puerta abierta al arbitraje internacional. Separar el conflicto político del desarrollo económico es algo que se entendió en Perú, a diferencia de Ecuador.