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Priscilla Falconi Avellán | Sha Sha… Shakira

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Cuando una mujer controla sus ingresos, controla su destino

Según cifras oficiales del Municipio, las tres noches de Shakira dejaron US$ 55,5 millones en la economía quiteña. La ocupación hotelera saltó del 53 % a casi el 90 %, mientras que el turismo -alojamiento, restaurantes, bares y transporte- generó US$ 15,8 millones. Otros US$ 39,7 millones provinieron de compras en pequeños comercios, ferias, servicios personales, logística, seguridad y accesorios para conciertos. El impacto económico fue innegable, pero reducir el fenómeno a dólares es quedarse en la superficie.

Las alusiones a la loba no son casuales. Shakira dialoga con los arquetipos de Mujeres que corren con los lobos (1992), de Clarissa Pinkola Estés, un libro que enseñó a generaciones de mujeres que la libertad empieza en el instinto, no en la aprobación externa. Pinkola sostiene que toda mujer posee una naturaleza salvaje -creativa, intuitiva y capaz de reconstruirse- que ha sido domesticada por siglos de expectativas, culpa y miedo. La “mujer loba” es, en esencia, una mujer libre.

Siguiendo ese camino, Shakira convirtió el quiebre personal en arte, el dolor en ritmo y la vulnerabilidad en poder. Se vuelve esa mujer instintiva que deja de justificarse, reclama su voz y marca su territorio emocional y económico. “Las mujeres ya no lloran, facturan” no es un eslogan ligero, sino una declaración política. Sin independencia económica no hay libertad. Cuando una mujer controla sus ingresos, controla su destino.

Shakira no sólo cantó, mostró que la fuerza de una mujer alcanza a otras. Su energía se vuelve colectiva. No estamos hechas para competir entre nosotras, sino para reconocernos, ayudarnos y protegernos como manada. Porque juntas es más fácil y se llega más lejos.

Quizá por eso su mensaje resuena tanto. No es solo Shakira, es el momento cultural que habitamos. Las mujeres estamos reescribiendo la forma en que hablamos de nosotras mismas, aprendiendo a poner límites, a dejar el miedo al juicio y volver al instinto después de generaciones de silencios heredados.

Pinkola Estés decía que la loba vive en cada una, esperando que la dejemos salir. Shakira nos invita a volver a nosotras mismas.