Columnas

‘Semper fi’

'No veo posible que una sociedad apruebe que el bienestar económico pase por un “número aceptable” de vidas humanas’.

Mientras escribo estas letras aún estamos en confinamiento domiciliario y se abre el debate sobre lo acertado de esta decisión. Hay quienes sostienen que la mejor manera de superar la adversidad es bajo el modelo holandés: permitir a los actores para que puedan trabajar libremente, aceptando que habrá “bajas” en la batalla y que la posibilidad de mantener la economía sana y operando asegura tener a la mayor cantidad de personas saludables en el largo plazo. De otra parte están aquellos que piensan que la economía debe jugar un papel secundario en lo inmediato, y que lo trascendente es procurar cuidar y salvar a todas las personas, y que ya se verá después cómo se sale del tema.

Para noticia de ambos, no tendremos jamás cómo comparar, pues en ausencia de dos decisiones que corran en paralelo, solo tendremos las consecuencias de la decisión que tomemos. No es fácil la decisión, y quizá es mucho más política que técnica, y más centrada en no estar dispuesto a aceptar personalmente las consecuencias de una pérdida mayor de vidas en el corto plazo, que el bienestar de los que sobrevivan como tal. Mi mente se clarifica cuando pienso en la filosofía de la Infantería de Marina de EE. UU. (los Marines), cuya monolítica lealtad se basa en que “nadie se queda atrás”. Todo marine sabe que si resulta herido, jamás sus compañeros se irán sin rescatarlo. Quizá rescatarlo cueste una vida o quizá en número más que el herido, pero el principio es que “nadie se queda atrás”.

¿Sería económicamente aceptable gastar millones de dólares para rescatar a unos cuantos mineros a 720 metros de profundidad en una mina en Chile, cuando esos recursos se podrían usar para salvar a miles de niños de la desnutrición? ¿Cabría gastar cientos de millones de dólares para rescatar a 3 astronautas en problemas, cuando ese dinero se podría utilizar para resolver el problema de atención médica para cientos de miles de personas? La decisión no pasa por lo numérico condicional.

Espero no arrepentirme de estas letras jamás, pero yo me alineo con el principio de que “a cualquier precio nadie se queda atrás”.