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¿Cuál es el mérito? II

Por cierto, no con lo escrito quiero quitar mérito a aquellos que construyeron sus vidas de la nada, a pulso, porque es cierto, la carne, el pollo y el pescado los pusieron en ciertos casos los padres...

Acostumbramos a valorarnos en función de cómo la sociedad mide nuestros méritos o fracasos. Si conseguiste un trabajo, o más aún si lograste emprender con éxito un negocio, entonces eres exitoso. En el otro sentido: estás desempleado y no logras resolver tus necesidades, seguramente es porque eres flojo.

Un Estado cada vez más voraz tributariamente, es cómplice del estancamiento de la movilidad social ascendente. La posibilidad de que alguien del último quintil económico pueda acceder al primer o segundo quintil, es muy remota. Por ello el fastidio social a la Senescyt, porque se la culpa de impedir el acceso a la universidad, que es visto como un mecanismo de movilidad social, aunque la razón sea la muy pobre formación académica previa.

Estamos viviendo, un ambiente donde a pesar de que sigamos construyendo bienestar “en general”, seguimos agrandando la brecha de insatisfacción. No existe un solo índice tangible que evidencie calidad de vida donde no se haya avanzado, pero para sorpresa tenemos tormentas sociales que afloran. Ya lo vimos en Europa, en Chile, en Colombia; empezamos a verlo en EE. UU., y lo veremos en otros países. Sí, ciertas tendencias ideológicas le echan combustible y atizan los carbones, pero hay más que eso.

Dice Michael Sandel que mucho de esto se debe al sentimiento de humillación que pasa por el corazón de gran parte de la población al compararse con otra parte de la población. Esa población, a la que yo me pertenezco, privilegiada sin duda porque pudimos comer carne, pollo o pescado cada día; porque tuvimos la oportunidad de educarnos mejor, porque venimos de padres educados y proyectamos ese legado a nuestros hijos. Debemos entender empáticamente que no todo es nuestro mérito; fue mérito también de alguien más.

Si hoy no aprovechamos la oportunidad para construir mayor equidad, no habrá tiempo después. Por cierto, no con lo escrito quiero quitar mérito a aquellos que construyeron sus vidas de la nada, a pulso, porque es cierto, la carne, el pollo y el pescado los pusieron en ciertos casos los padres, pero los huevos siempre los pone uno.