Una oportunidad

El Programa de Incentivos Forestales hoy casi abandonado por el Estado, fue el mejor creado en Latinoamérica y podría convertir al país en una potencia forestal
En el año 2013, el gobierno de entonces lanzó el plan más ambicioso para el desarrollo forestal en Latinoamérica, impulsado por el Programa de Incentivos Forestales. El objetivo era convertir al país en una potencia forestal exportadora, creando un plan bien pensado de largo plazo. Ese programa contemplaba el pago de un incentivo a aquellos actores de la economía que decidiesen participar en la siembra, manejo y explotación de plantaciones forestales.
Siempre la primera pregunta es: ¿conviene que el Estado estimule económicamente una actividad productiva de esa forma? La respuesta rápida la ofrecieron los números que sustentaron el concepto. Por cada 1 dólar de incentivo, el Estado recupera 16 dólares a valor presente en la forma de impuestos. Además, con el mismo incentivo se generan 83 dólares de impacto en la Balanza Comercial, y finalmente, y no menos importante, se logra 0.3 Tm de fijación de carbono de una especie en particular.
Con esas cifras, que quizá no conocen las autoridades, deberían retomar lo que se planificó e hizo en 2013. El programa se estructuró bastante bien, y por primera vez se tuvo una propuesta seria de desarrollo forestal en el país, contando con un equipo de técnicos muy profesionales del Magap. La falta de entendimiento de que el sector forestal hoy le agrega al país el 3 % del PIB, el 17 % del PIB de Manufactura, emplea directa e indirectamente a 300.000 mil personas y, lo que es más, contribuye a limpiar el país a través de las más de 1 millón de toneladas de carbono fijadas, ha provocado una suerte de nave a la deriva en la dirección forestal del país.
Sería tan simple tomar lo que bien se planificó en el año 2013, bien se instrumentó y buenos resultados empezó a generar, para que hoy el país pueda recoger los frutos, y el Estado recuperar su inversión. Es más, el Ministerio de Finanzas podría buscar mecanismos para financiar el programa, teniendo como repago esos impuestos. La seguridad social podría ser un beneficiario, por ejemplo.
Este Gobierno tiene una oportunidad extraordinaria de crear mucho valor económico, social y ambiental, con muy poco.