Columnas

Los pacientes renales

El paciente renal es un condenado a muerte por los burócratas, para quienes las leyes no se cumplen y los pacientes renales son solo estadística

Cuando escuchamos “paciente renal” inmediatamente lo relacionamos con diálisis, damos por hecho que así el problema está solucionado de manera temporal, permitiendo a quien tiene tal calidad, llevar una vida normal; nada más alejado de la realidad. El paciente renal es un ser humano que debe llenarse de entereza y fe para aferrarse a la vida que se le escapa, involuntariamente, de las manos.

El deterioro renal es inevitable; iniciar la dialización 3 veces por semana trastoca no solo la calidad de vida, la vida misma, a más de ser una experiencia riesgosa, en la que a veces, durante su realización, las reacciones secundarias pueden ser fatales.

El paciente renal ve deteriorada su calidad de vida, su situación económica y la de su familia porque el tratamiento no es barato y las medicinas costosas. Alguien dirá que el Estado cubre esos gastos. La realidad es que aquello queda en letra muerta, un saludo a la bandera, si el Estado mantiene impago a los centros de diálisis y no entrega los medicamentos. Tal es así, que los pacientes renales han tenido que presentar recursos de amparo para que el Estado cumpla su obligación Constitucional, sentencias que siguen la misma suerte de inobservancia por parte del Estado, cuya autoridad responsable y obligado principal incurre en desacato; sin que nada pase, dejan en predicamento al sistema de Justicia.

Dora García, presidente de la Asociación de Pacientes Renales Caminando hacia la luz, en una entrevista manifestaba que 13 mil pacientes renales están en situación crítica por la falta de medicinas y por falta de pago a los centros de diálisis. De dichos pacientes hay un número importante de fallecidos; y algunos trasplantados han perdido el trasplante.

Sabemos ya de dónde provienen las víctimas y quién es su victimario: la ineficiencia e indolencia burocrática, ya sea que se esté sujeto solo a diálisis o ya sea trasplantado. En ambos casos la medicación y el tratamiento son vitales.

El paciente renal es un condenado a muerte por los burócratas, para quienes las leyes no se cumplen y los pacientes renales son solo estadística.