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Modesto Gerardo Apolo: ¿Cuándo terminará la guerra?

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Hasta mediados de la semana pasada, 40.280,75 kg de droga fueron decomisados.

Durante los últimos días de la semana anterior, como tema de discusión acerca de cuánto tiempo deben durar los impuestos y contribuciones especiales requeridos por el Ejecutivo para poder financiar la guerra interna contra el narcoterrorismo, muchos se preguntan: ¿cuánto durará y cuándo terminará la guerra que sostiene en estos momentos el Ecuador?

Existen varios elementos a ser considerados para poder dar una respuesta lo más cercana a probabilidades ciertas. El primer elemento a considerar son las fuerzas enfrentadas; en el presente caso, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional contra los narcoterroristas. Hasta mediados de la semana pasada, 57.803 operativos contra narcoterroristas.

El segundo elemento a considerar es qué genera la confrontación. El interés de los narcoterroristas, como medio, es apoderarse de barrios, puertos y aeropuertos; infiltrar y debilitar las instituciones estatales y tomar control de los organismos estatales, gracias a funcionarios corruptos.

El fin último, el económico, llevar a cabo sus operaciones a gran escala y tener millonarias ganancias.

Con tales antecedentes, hay dos opciones en las cuales la guerra puede terminar: a) cuando los integrantes de las bandas narcoterroristas, queden reducidos a la mínima expresión; y b) que a los narcoterroristas les resulte mejor trasladar sus operaciones a otro país que no les genere tantas pérdidas económicas.

Hasta mediados de la semana pasada, 40.280,75 kg de droga fueron decomisados.

Como es comprensible, ambos resultados son un tema de constancia y dureza que: a) bien podría tomarnos entre cinco y 10 años; el tiempo que le tomó a Perú eliminar el terrorismo de Sendero Luminoso, de Abimael Guzmán y al grupo MRTA, los mariateguistas, del que en Ecuador su seguidor es Leonidas Iza; y b) dar a los prisioneros de guerra el tratamiento de tales; presos en los cuarteles militares, que sean juzgados como tales y no como delincuentes comunes, porque así continuarán saliendo con sustitutivas, se echará por tierra el trabajo, el sacrificio, y el ánimo de nuestros soldados y policías decaerá. Lo peor es que los malos habrán ganado.