Martín Pallares | Luisa lleva al correísmo al despeñadero

|González pudo haber tenido algún atractivo como candidata, pero como dirigente política es patética.
Mientras Luisa González permanezca como presidenta de la Revolución Ciudadana (RC), ese partido va a seguir descomponiéndose y el principal responsable de que permanezca en el cargo es el prófugo, Rafael Correa. González pudo haber tenido algún atractivo como candidata, pero como dirigente política es patética: incapaz de articular una sola idea crítica sobre el actual estado de su partido, se limita a repetir, cual loro mojado, una retahíla de lugares comunes salpicados de viejos clichés.
Desde que se conoció la salida de Jhajaira Urresta, González se dedicó a dar decenas de entrevistas en las que fue incapaz de hacer una sola autocrítica a su partido y, mucho peor, a su liderazgo. Cada vez que le preguntaban por lo que está pasando en su partido, que evidentemente se está desgranando, González insistía en responder exactamente lo mismo e incluso en el mismo tono: la culpa no es nuestra sino del Gobierno que compra asambleístas que, además, han resultado ser comprables y corruptibles.
¿No tiene ella alguna responsabilidad en la elección de los candidatos que resultaron ser asambleístas comprables y corruptibles? Es absolutamente evidente que Gissela Garzón, por ejemplo, hubiera sido muchísimo mejor asambleísta para el correísmo (léase más fanática y menos comprable) que Sergio Peña o Mónica Salazar, que han salido de la bancada; ni qué decir de Santiago Díaz, cuyos atributos de garrotero eran conocidos desde hace muchos años y que ahora tiene una acusación de violación a una chica de 12 años.
Sin embargo, Garzón no fue candidata. ¿No tiene la presidenta de la RC alguna responsabilidad en la elección de los candidatos? Se supone que los asambleístas son la crema y nata de un movimiento, pero la forma en que se los escogió no estuvo basada en méritos políticos. En el caso de Díaz, más bien fueron sus méritos como camorrero.
Dentro del correísmo se sabe que la figura de González tiene al movimiento harto: ya le dieron la espalda en el tema de la tinta voladora todas las mayores figuras del partido.
Cuenta Jhahaira Urresta que cuando tomó la decisión de salir del movimiento porque González la trató de “tuerta de mierda” en un chat, habló con Rafael Correa, quien le dijo: “si vas en contra de Luisa, te vas en contra de mí”. Más claro que eso, nada: con Rafael Correa tienen a Luisa para rato. ¿Hora de que alguien en el movimiento lance un llamado que diga algo así como “hartos de Luisa, uníos”.