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Martín Pallares | Algo huele muy mal en el Atahualpa

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¿Qué se va a hacer ahí? No se sabe. ¿Quién se va a hacer cargo del proyecto? No se sabe

Algo apesta en el proceso de adjudicación del Estadio Olímpico Atahualpa al Municipio de Quito. Y no apestan únicamente las pipetas de gas indebidamente guardadas en ese histórico escenario y que sirvieron como pretexto para que se lo clausure, ni la inmundicia que se ha tomado sus alrededores por negligencia del Municipio. Lo que huele muy mal es la opacidad con la que la administración de Pabel Muñoz está tratando el tema. Apesta el apuro, el procedimiento y la falta de un plan para que los quiteños sepan qué es lo que se va a hacer ahí.

Que hay que hacer algo con ese vetusto y disfuncional escenario es algo a lo que nadie puede oponerse racionalmente. El Atahualpa está ubicado en una zona neurálgica y de su recuperación, ya sea únicamente como escenario deportivo o como un proyecto múltiple que incluya centros comerciales y soluciones habitacionales, depende que esa zona de la ciudad cobre vida y se convierta en el motor de desarrollo que tanto necesita Quito. El problema está en el proceso, lleno de interrogantes y misterios, porque la administración de Muñoz está actuando de forma sinuosa y opaca.

Para comenzar está la arbitrariedad legal: el escenario ha estado en manos de la Concentración Deportiva de Pichincha desde hace muchos años en calidad de donación y ahora el Municipio hace la reversión como si hubiera sido un comodato. Cosa que no existe. Este procedimiento atropellado y hecho en apenas tres días (celeridad que para otros casos no existe ni de lejos) lo único que promete son batallas legales que podrían paralizar un proyecto tan necesario para la ciudad. Luego está la falta de un plan. ¿Qué se va a hacer ahí? No se sabe. ¿Quién se va a hacer cargo del proyecto? No se sabe. El alcalde ha hablado de una iniciativa público privada y aquello podría estar muy bien, pero la falta de información es aterradora. Durante una reciente sesión, un grupo de concejales críticos de esta opacidad pidió que se cambie el orden del día de la sesión del concejo para que la Agencia de Control del Municipio explique los motivos por los que clausuró el escenario y la bancada correísta, incluido el alcalde, bloqueó el pedido. ¿Si la Agencia de Control encontró las pipetas de gas en febrero, cómo es que recién le entran las ansias por la clausura? Todo está muy raro, muy atropellado, muy opaco. ¿Se está cocinando algo apestoso? Ojalá que no.