Columnas

Los hoyos negros del IESS

"El orden en el manejo de recursos ajenos es la máxima señal de respeto al dueño de los recursos. Ya sabemos que esa característica no refleja el espíritu colectivo de nuestro país, pero que el IESS no sepa bien qué tiene es ya afrentoso, porque encima está quebrado"

Mensualmente se le descuenta un porcentaje, no menor, de su salario registrado. Ese ente además, le cobra a su empleador un porcentaje sobre el mismo valor como “aporte patronal”. Se vuelve un “habilitante” para acceso a créditos de la banca pública, si usted no está al día en aportes no hay acceso al crédito. Luego cuando va a recibir el servicio de salud la necesidad se convierte en hazaña y así, el cuento del IESS es un drama social que parece no tener fin. No puedo dejar de mencionar los escándalos en la compra de medicinas y bolsas de cadáveres del año pasado.

Ante esta realidad y costando como cuesta, uno pensaría que los administradores de semejante institución pública han tenido, a través de los años, un estándar mínimo de cuidado, así como el que se obliga a los ciudadanos a tener- acerca del registro de las cuentas y los bienes de dicha institución. Este diario presentó ayer un titular gravísimo: “El Seguro Social desconoce los bienes que tiene a cargo”. Estimado lector, ¿usted desconoce los bienes que tiene a cargo? ¿Puede usted darse ese lujo? Según lo describe la nota: “Hasta diciembre de 2019, la Contraloría evidenció que el Seguro Social no cobró más de dos millones de dólares por la venta de inmuebles. No hay documentación de respaldo que aclare si la institución cuenta con los fondos que debían ingresar por esas transacciones”. Y eso es lo que se sabe, pero ¿y lo que no se sabe? ¿Cómo puede darse esta situación en nuestras narices? Se descuidan recursos hipernecesarios para atender a la parte de la población que más lo necesita. ¿Qué tal si los ciudadanos que aportan al IESS dijeran que se niegan a pagar las contribuciones hasta que quienes son responsables de la entidad no presenten con claridad su adecuado manejo financiero? Sería un impensable, porque si algo demuestra el IESS es ser muy puntual para cobrar sus aportaciones, ahí no hay perdón.

La misma frustración se da cuando uno lee que la Función Judicial desperdicia dinero del Estado en alquileres, al igual que lo hace el Gobierno central. El orden en el manejo de recursos ajenos es la máxima señal de respeto al dueño de los recursos. Ya sabemos que esa característica no refleja el espíritu colectivo de nuestro país, pero que el IESS no sepa bien qué tiene es ya afrentoso, porque encima está quebrado. ¿O no?

El problema no es de ahora y la pelota será casi siempre pateada hacia adelante. Son problemas de fondo profundo, tienen que ver con nuestra incapacidad para tomarnos la cosa pública en serio. Esa parte de la población, que es minoría -según el censo general de empleo formal-, aporta religiosa y obligatoriamente, sin embargo, no se le rinden cuentas. A esas personas nadie les regala la plata, tampoco a los empleadores que pagan su aporte patronal. Se cumple la máxima de “plata de todos, plata de nadie”, generando un círculo tóxico de descomposición institucional. Pero atentos, la plata es suya, no es de nadie. Si le ponemos la lupa a todos los casos de desorden y robo dentro del IESS, y si frente a esa información la gente reaccionara demandando el respeto necesario, entonces el país se pusiera patas arriba. Simplemente porque lo que sucede allí no tiene nombre.