El IESS (II)

Avatar del Luis Sarrazín

Se extinguió esa época en la que orgullosos exhibíamos en el mandil el membrete institucional; priman ahora...

Hice referencia en mi editorial a la Unidad Coronaria, pero debo mencionar hechos relacionados con el TMC, donde funcionaron servicios dirigidos por médicos de elevada jerarquía, experiencia y mística de trabajo, tales como: Ricardo Ortiz S.M., Nefrología; Jorge Puente F., Angiología; Carlos Nebel H.(+), Hematología; Tomás Alarcón G., Neurología; Carlos von Buchwald (+), A. Patológica; y otros tantos igualmente valiosos.

Paradójico, reconocer que gran parte del deterioro institucional fue generado por las propias autoridades, que jamás entendieron que quienes laboraban en el TMC, no lo hacían por un sueldo, sino que tenían unas grandes aspiraciones y creatividad profesional que deseaban plasmar en hechos concretos en beneficio de los afiliados. Por otra parte, la ministra Chang fue una brillante ejecutora de las órdenes de Correa, empeñado en hacer desaparecer a los médicos ecuatorianos para reemplazarlos con profesionales mal preparados y de escasa experiencia.

Lo primero fue cancelar y expulsar con la fuerza pública a los médicos con más de 30 años de ejercicio, con lo cual se desplomó la pirámide médico-institucional, eliminándose a las cabezas formativas que cumplían importantísimas funciones en el campo de la asistencia, docencia e investigación, permitiéndose el ingreso de una masa de profesionales caribeños que apenas servían para dar atención primaria para áreas rurales y a quienes se ubicó en posiciones que requerían capacidad, formación y experiencia.

Atacó luego a las organizaciones clasistas, impidiendo la realización de los cursos de posgrado, que fueron siempre el semillero de los futuros profesionales.

Aparecieron así, galenos sin las suficientes destrezas, excelencia académica y carentes de solidez estructural, quienes, aprovechando circunstancias y abominables ejemplos, cometieron actos reñidos con la moral y la ética.

Se extinguió esa época en la que orgullosos exhibíamos en el mandil el membrete institucional; priman ahora, en este tiempo de monetarismo galopante, los sobornos, las coimas, el tráfico de influencias y los amarres.

Y sigo andando…