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La mentira

Avatar del Luis Sarrazín

"3 meses han pasado y nada, evidenciando que el Sr. presidente jamás tuvo el deseo de reabrir el Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Leopoldo Izquieta Pérez"

Jamás pensé que me vería forzado a tratar de mentiroso al presidente de la República, pero siendo yo un ciudadano de edad y de respeto, no puedo pasar por alto la burla de la cual fui objeto. El 14 de enero recibí una llamada femenina:

Llamada: ¿Hablo con el Dr. Luis Sarrazín Dávila?

Dr. Sarrazín: Sí señorita

Llamada: El señor presidente lo va a llamar

Dr. Sarrazín: Estaré atento

Llamada: El señor presidente en la línea

El presidente: Hola Luis, ¿cómo se encuentra? Lo llamo, ya que tengo el vivo interés de dejar arreglada la situación del Instituto Nacional de Higiene antes de dejar el gobierno y desearía saber si la Junta de Beneficencia de Guayaquil pudiese actuar como veedora durante el proceso de puesta en marcha nuevamente del instituto.

Dr. Sarrazín: No veo inconveniente alguno, pues podría organizarse una comisión interinstitucional entre la Junta y el Ministerio de Salud para controlar los eventos iniciales y el avance de la rehabilitación. En un corto tiempo, la Junta se retiraría, ya que siendo el Instituto una dependencia del Ministerio de Salud, pasaría a estar bajo su égida.

El presidente: de acuerdo. ¿Podrían prepararme un proyecto de Decreto para yo analizarlo y luego promulgarlo de inmediato?

Dr. Sarrazín: Lo haremos enseguida.

El presidente: Gracias y hasta luego.

Dr. Sarrazín: Me reuní con el Sr. director de la Junta y el subprocurador y redactamos el proyecto de Decreto, que por correo enviamos en menos de 1 hora.

Al ser un documento reservado envié una única copia al Sr. Dr. Luiggi Martini Robles, quien integra entusiasta y combativamente el grupo Rescate del Instituto Nacional de Higiene y Medicina Tropical Leopoldo Izquieta Pérez, para que lo tuviese cual testimonio de las gestiones realizadas a favor de la institución. 3 meses han pasado y nada, evidenciando que el Sr. presidente jamás tuvo el deseo de reabrir el instituto y que su desafortunada intención al llamarme, fue callar mi pluma, para evitar que siga reclamando desde mi columna la reapertura de tan noble como valiosa institución.

Y sigo andando…