Niños en riesgo

Avatar del Lourdes Luque

'La institución americana Darkness to light, da un decálogo como guía ineludible. La primera lección es que la seguridad de los hijos es tarea de los padres’.

Estos días está circulando en las redes sociales un video con la explicación de las amenazas a las que se están siendo expuestos nuestros niños. El énfasis de ese video es en la proliferación de sitios con imágenes sexuales explícitas al alcance de sus pequeños dedos. Ese ejemplo es solamente la punta del iceberg del declive permanente de un camino que va paso a paso a un infierno, donde seguramente los pies de nuestros niños caminan sin que nosotros nos demos cuenta. Obviamente, atrofiar la mente de nuestros niños es atrofiar la mente de la sociedad en construcción. Tengo varios nietos y me aterra pensar que varias estrategias están induciéndolos a convertirse en agresores o víctimas sexuales.

A veces padres comienzan festejando el hecho de que sus hijos varones levanten las faldas de sus compañeras, porque son varones, y ellos así son. Otras veces no sabemos explicar con claridad que una mano en sus partes íntimas no es tolerable y que cualquier amenaza de un agresor no es real.

Probablemente todos nosotros tenemos un caso cercano, al que no debemos dejar de dar la atención que se merece. Enderezar la vida de quien fue sujeto de agresión en su tierna infancia, a veces que se convierte en una dolorosa carga del adulto del futuro.

La institución americana Darkness to light da un decálogo como guía ineludible. La primera lección es que la seguridad de los hijos es tarea de los padres. La segunda lección es, infórmate; los expertos estiman que 1 de cada 4 niñas y 1 de cada 6 niños puede convertirse en víctima de abuso sexual antes de los 18 años. Uno de cada 5 niños es solicitado sexualmente en Internet y la edad media de las denuncias por abuso sexual es de 9 años. Aprendamos a protegerlos.

La mayoría de los casos de abuso sexual sucede cuando un menor está a solas con un adulto familiar o conocido. Siempre debemos saber dónde y con quiénes andan nuestros hijos y no dudemos en informarles que ante cualquier incomodidad deben alertarnos. En esto no cometamos errores, necesitamos adultos sanos.