Juan Carlos Holguín | Irán y su influencia en la región

Para estas dictaduras el apoyo político y económico de regímenes como el iraní, ha sido un sostén
En diciembre de 2008, el entonces presidente Rafael Correa realizó una visita oficial a Irán, acompañado de una ‘pequeña’ comitiva de 100 personas. Allí anunció que Ecuador abriría una nueva Embajada en ese país, al que consideraba un socio estratégico para nuestro futuro.
Los acercamientos con ese país no eran novedad: apenas ganó la elección en el año 2006, invitó a los actos oficiales a Mahmud Ahmadinejad, demostrando así cuál sería su visión respecto al eje político del mundo.
A su regreso del viaje a Irán se anunciaron una serie de supuestos acuerdos que nunca terminaron de despegar.
En el año 2012, Ahmadinejad devolvió la visita y desde su llegada a Guayaquil, el excanciller Patiño marcaba el nuevo alineamiento de la política exterior ecuatoriana: “se trata de un presidente revolucionario, hermano amigo y solidario”.
Ya en Carondelet frente a Correa y con una gran bandera iraní en los balcones de nuestro palacio, Ahmadinejad aseguraba que “la era del imperialismo estaba en decadencia” y que comenzaba la era de los pueblos donde “se construiría un mundo carente de cualquier tipo de tiranía y opresión”.
“Las masas de los pueblos revolucionarios están despiertas en todo el mundo y estamos juntos en este camino para construir un mundo más hermoso”. Algarabía total de los socialistas del Siglo XXI, mientras el líder iraní mencionaba estas palabras en nuestro propio territorio.
En el año 2022, cuando Vladimir Putin decidió atacar Ucrania, qué falta nos hizo tener una Embajada en Polonia. Aquella que se cerró precisamente para fondear una en Irán, que acertadamente la cerró el presidente Moreno en 2020.
En ese entonces, Pamela Aguirre aseguraba que no fue una equivocación del gobierno de Rafael Correa tener esa embajada en Irán. Hablaba de comercio, de “un nuevo orden mundial”, entre otros argumentos que no se sustentaban con datos.
Lo que había, sí, era la construcción de un eje del mal, con un gobierno que amenazaba constantemente la paz mundial.
Actualmente, sacando Cuba de la ecuación, hay dos países que cuentan con una relación estrecha con Irán: Venezuela y Nicaragua. Ambas naciones, lamentablemente en manos de dictaduras apoyadas en la operación de estructuras criminales.
De no ser por los resultados electorales desde 2021, el Ecuador sería parte activa del conflicto.
La cúpula de la narcodictadura venezolana ha intensificado durante las últimas semanas su apoyo irrestricto al régimen de los ayatolás. Es evidente que más allá de una simple coincidencia ideológica, para estas dictaduras el apoyo político y económico de regímenes como el iraní, ha sido un sostén.
Hace pocos días, altos generales de las milicias venezolanas aparecieron en la embajada de Irán en Venezuela, y junto al embajador iraní Ali Chegini gritaron consignas de “viva Irán, viva Venezuela, viva Chávez, viva Nicolás Maduro”.
Lamentablemente, desde el día sábado el conflicto se acerca a nuestro hemisferio.
La guerra siempre será una derrota, por lo que debemos dar gracias por no estar junto al eje en el que estuvimos en el año 2008.