¡Resultados, señor presidente!

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'Estos factores, falta de recursos e improvisación, parecen no haber sufrido cambios sustanciales en el actual régimen'.

La herencia que dejó el correísmo en el ámbito de la salud se ha mostrado con toda su carga trágica en estos difíciles momentos. Ese régimen, el más corrupto de la historia, desarticuló el sistema nacional de salud, no canalizó recursos para su funcionamiento e inauguró, con desparpajo y soberbia, la era de la improvisación mediante la conversión de la institucionalidad en guarida para el pago de favores y el clientelismo más descarado.

Construyó enormes hospitales que nunca estuvieron listos para funcionar y en los que los sobreprecios fueron de tal magnitud que la ciudadanía se convenció de que el objetivo era llevarse comisiones y coimas.

Cometieron tropelías y sinvergüencerías como aquellas de los sobreprecios en las ambulancias, la compra de hospitales móviles también con precios inflados, la compra millonaria de medicinas que al poco tiempo caducaron, entre muchas irregularidades.

Ese calamitoso gobierno obstaculizó el avance de la enseñanza de la medicina, cerrando posgrados, separando médicos de valía y dejando en manos de sus corifeos el manejo de tan importante actividad.

Cabe recordar que ejercieron como ministros licenciadas sin ninguna capacidad para afrontar los retos de su cargo, médicas recién graduadas con palancas en las altas esferas del gobierno y hasta alguno que fue importado de los Estados Unidos, alejado de la realidad del país y designado solo por razones de amistad.

Estos factores, falta de recursos e improvisación, parecen no haber sufrido cambios sustanciales en el actual régimen.

La ministra Andramuño salió denunciando que no había dinero para afrontar la pandemia y que le imponían personal, y las buenas intenciones del ministro entrante son insignificantes si no se objetivan en la aplicación de una acción efectiva y rápida, especialmente para atender las necesidades de Guayaquil, el centro de mayor contagio del coronavirus del país, y destrabar las dificultades a fin de obtener ya todo lo que se necesita. El país exige, de manera inmediata, transparencia y eficacia.