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Rabia: la era Trump

Avatar del Joaquín Hernández

"...lo que es moneda corriente en cualquiera de nuestras capitales de la región, resulta increíble en los EE. UU."

Me resistía a admitir las afirmaciones de Pablo Hiriart en su columna Aquí hay una revolución, publicada el pasado jueves 14, en el diario El Financiero, de México. Hiriart, uno de los analistas más serios de la realidad estadounidense-mexicana, periodista crítico (¿qué periodista que valga la pena no lo es?, pero ahora hay que enfatizarlo por el embrujo de las redes sociales), defiende la democracia liberal, esa que decíamos en los años 90 que era la mejor forma de organización social. Ahí advierte sobre los graves acontecimientos que se podrían producir en Washington, la próxima semana, con motivo de la posesión de Joe Biden el 20 de enero, debido a las próximas movilizaciones hacia la capital del país de los militantes de MAGA (Make America Great Again).

Ante esta amenaza, el Servicio Secreto de los EE. UU. habría asumido “la coordinación de la defensa de la capital”, en la que participan 40 agencias, desplegando 20.000 soldados de la Guardia Nacional y la compañía Airbnb cancelaba todas las reservaciones para volar a Washington D. C. la próxima semana. Utilizo el potencial por la gravedad de la información. De nuevo: lo que es moneda corriente en cualquiera de nuestras capitales de la región, resulta increíble en los EE.UU.

No son exageraciones. La foto de The Washington Post que encabeza el análisis de Isihaan Tharoor del viernes 15 muestra los soldados con fusiles frente a la cúpula del Capitolio.

¿Termina la era Trump bajo el nombre de la rabia como significativamente,Bob Woodward colocó como título de su último libro sobre el presidente saliente? En una de las conversaciones, el presidente advirtió al periodista que había “dinamita detrás de cada puerta”. Al final del libro, Woodward resume qué significa en realidad esa afirmación: “El propio Trump. Su desmesurada personalidad… la falta de confianza en las personas que él mismo ha elegido, los ataques o los intentos de ataques a tantas instituciones nacionales. El no conseguir inspirar calma, aportar remedios. Su negativa a reconocer cualquier error. A escuchar a los demás”.