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Con o sin devolución

Avatar del Jaime Rumbea

Luego viene la normalización: porque para un trámite similar aquí me piden una cosa y allá otra. Finalmente, vendrá la automatización

Pasmado he quedado el otro día cuando al pedir la anulación de un trámite que había empezado, me preguntaron gentilmente: ¿quiere que su anulación sea con devolución de lo que ha pagado o sin devolución?

De aurora boreal, el flujo de trámite y los requisitos para la “anulación con devolución” eran obviamente más complejos y onerosos que si dejaba MI plata en sus manos. Con nombre y apellido: la Agencia Municipal de Tránsito de Guayaquil.

Aún me pregunto qué hace una institución pública con plata del ciudadano con cargo a un trámite anulado. Ni el régimen tributario de aquello logro imaginar. Seguro un espacio gris para la corrupción.

Este ejemplo puntual muestra además como aún en instituciones públicas que concesionan su frontoffice -me atendió personal de SGS-, con miras a un mejor servicio -que de hecho existe- persisten estos absurdos. La base legal, luego reglamentaria, luego los instructivos y manuales, han de ser un galimatías. Cosa seguramente ignorada por las más altas autoridades, a quienes tengo el gusto de conocer y dudo que, de saberlo, permitirían algo así. Son las cosas más antipáticas en las que un funcionario ha de interesarse: procesos.

Aunque se trataba de un solo trámite, el de anulación, había un formulario impreso distinto para cada caso: había que salir de la fila, ir a hacer copias, obtener más documentos, sí, para anular un trámite cuyo único fin es empezar otro con un nuevo juego de copias.

Enhorabuena, el Gobierno parece haber descubierto cuánto la burocracia lo aleja de la ciudadanía. Esta semana varios ministerios, encabezados por Telecomunicaciones, anunciaron una ficha única digital que concentrará la información del ciudadano. Así ninguna institución podrá pedir papeles que ya están en poder del Estado: que la cédula, la papeleta de votación, el RUC, las declaraciones, las partidas, los certificados de vacunación, las propiedades, las salidas del país, los nombramientos, los juicios, las sentencias y más.

Luego viene la normalización: porque para un trámite similar aquí me piden una cosa y allá otra. Finalmente, vendrá la automatización.