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“Una app bancaria”

Avatar del Jaime Rumbea

Mirando a las grandes ligas del comercio, las finanzas y la política, las ventajas de adaptarse deben superar con creces a las de resistir.

Días atrás, un líder del sistema financiero publicaba en Twitter los tres desafíos críticos de la banca nacional al día de hoy. Uno de ellos era “crear una super app bancaria de alta movilidad”.

La sola idea de que “una super” aplicación pueda imponerse en un mercado es ya contradictoria con axiomas técnicos y legales. Riñe con la legislación vigente, riñe con la idea de democratización o de libertad; riñe con el estado de la técnica para lograr “alta movilidad”, pues aquel postula la descentralización, neutralidad tecnológica y la interoperabilidad como principios fundamentales para lograr velocidad y resiliencia en la infraestructura crítica bancaria.

La descentralización soporta mejor los ataques que la centralización pero, sobre todo, sumada a la transparencia y a la interoperabilidad, hace viable que cualquiera con la capacidad técnica para cumplir protocolos de seguridad desarrolle servicios que corran sobre la red. No una sino más “apps” compiten por brindar esa última milla de servicios, resultando en más competencia y menos dependencia. Mirando a las grandes ligas del comercio, las finanzas y la política, las ventajas de adaptarse deben superar con creces a las de resistir.

Aún en China, cualquier agente económico puede desarrollar una app de servicios transaccionales corriendo sobre la infraestructura central del nóvel renminbi digital. La Asociación de Bancos italianos tiene ya su red de nodos Spunta desde octubre 2020; Iberbank, el Banred español, logra en su blockchain velocidades de transferencia que ridiculizan su propia red bancaria de compensación central;JP Morgan, Paypal; la lista sigue. Acá, sistema financiero, operadores de infraestructura de datos y Gobierno siguen sin ponerse de acuerdo, en el siglo XIX. ¿Quién pierde?

Antes que “una super app” es necesario priorizar infraestructuras que garanticen interoperabilidad de sistemas y la circulación segura de activos y divisas digitales, algo solo posible en registros descentralizados. Luego, con la Ley de Protección de Datos Personales, de angas o de mangas, la prioridad de la banca será también el open banking.