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Peligros ‘mordazdes’

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La riqueza de una sociedad moderna y democrática está en la diversidad de opiniones, que se puedan compartir y debatir con tranquilidad y sosiego, y que todas las partes sean escuchadas.

El papel fundamental de los medios de comunicación es el de informar a los consumidores de su información. Este papel está puesto cada día más en entredicho por parte de algunos gobiernos, sobre todo los que tienen dejes totalitarios (a pesar de ser electos democráticamente), tanto de izquierda como de derecha a nivel mundial.

Cada vez más países han intentado, o siguen intentando ya sea gubernamental o parlamentariamente, controlar, callar, o desprestigiar a los medios de comunicación si es que estos no coinciden con las opiniones que los políticos que presentan este tipo de leyes quieren escuchar, o si los medios constantemente están en contra de políticas que quieran implementar por no considerarlas en beneficio del público. Esto es un síntoma muy preocupante del que debemos prestar mucha atención, ya que nos jugamos mucho con este tema.

Antes que nada, debemos tener clara una cosa: los gobernantes, parlamentarios y otros cargos públicos de cualquier nivel están al servicio de la gente, no de sus partidos, no de ellos mismos ni sus intereses. Esto le haría falta a más de uno entender, y más cuando sacan leyes para crear ambiente de censura en la prensa, los generadores de opinión y el ciudadano de a pie, intentando controlar que o quien puede o debe opinar.

La riqueza de una sociedad moderna y democrática está en la diversidad de opiniones, que se puedan compartir y debatir con tranquilidad y sosiego, y que todas las partes sean escuchadas. Esto, obviamente en el clima de crispación política e imposición ideológicas en el que vivimos actualmente, caldo de cultivo de radicalización hacia los extremos ideológicos, parece una utopía, pero es lo que debería de ser.

Hay otra cosa que debemos de tener clara: los medios de comunicación son empresas y tienen intereses, por lo que también hay que tener claro qué piensan de trasfondo, pero los medios de comunicación suelen ser muy claros en esas cosas, si tienen en cuenta la línea editorial de la misma.

La libertad de expresión no es un derecho, es un deber que debe de ser protegido dentro de una sociedad abierta. Cuando este derecho se intenta controlar, intentando imponer de distintas maneras quién debe o quién no puede expresar opiniones, es un síntoma de una sociedad enferma, pero también de un ambiente envenenado creado por los gobernantes. Así mismo, cuando se abusa de la libertad de expresión para manipular o imponer pensamientos es otro indicador de que vivimos en una sociedad envenenada. Aún no estamos en ninguno de esos escenarios, pero tampoco estamos muy lejos de llegar a uno de ellos. Es por eso que todos los ciudadanos debemos ser conscientes de los peligros que pueden acechar a nuestra democracia y a nuestras libertades. Defenderlas como y cuando podamos, y entender claramente que cualquier veto, prohibición y disminución de una libertad básica, en este caso la de expresión, no suele ser la primera prohibición que se piensa imponer, solo la más importante para poder pelear contra las siguientes.

La mejor ley para proteger la libertad de expresión que es no exista una que la legisle, y si debe de haber una es que o está en peligro o se quiere controlar, cualquiera de las dos es preocupante.