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Iñigo Balda | Camino, ¿a la gloria?

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Tenemos menos de un año para encontrar una fuente estable de gol

Con el final de las eliminatorias sudamericanas de clasificación a la Copa del Mundo que se celebrará el próximo año en Estados Unidos, México y Canadá, y con el objetivo de la clasificación a dicho torneo logrado holgadamente por nuestra querida Tricolor, se viene un periodo en el que realmente vamos a ver de qué están hechos nuestros jugadores, cuerpo técnico y federación.

Todo hincha de la Tri sueña con ver a la selección levantar el trofeo, sabiendo que no es necesariamente un objetivo realista, pero muchas veces la misma federación y cuerpo técnico tiran hacia abajo el ánimo de los aficionados. Entonces, ¿cuál debería ser el objetivo de la selección, y cuál debería de ser lo mínimo a conseguir para que la participación no sea un fracaso? Analicemos.

Ecuador tiene historia mundialista desde 2002, cuando la selección dirigida por Hernán Darío Gómez clasificó por primera vez al certamen. El técnico colombiano remató así el proceso que había comenzado el experimentado Francisco Maturana en el proceso clasificatorio anterior, cuando Ecuador se quedó cerca de clasificar al mundial de Francia en 1998. Hernán Darío ‘El Bolillo’ Gómez fue FUNDAMENTAL para clasificar a nuestra selección, y a otras posteriormente, ya que es un genio de la motivación. Nos hizo creer que éramos capaces de todo, de comernos el mundo durante 18 jornadas, consiguiendo el sueño anhelado de muchos; para una vez clasificados decir que la Tricolor debía de ir al mundial a aprender. No le pedía que diga que el objetivo era levantar la copa, pero podía decir: “vamos a ir a luchar cada punto y buscar clasificar a octavos”, por ejemplo. Entiendo que su objetivo era quitar presión a los muchachos de la selección, pero hay un paso entre quitar presión y relajación.

Han pasado 23 años desde el mundial de Corea y Japón 2002, casi 24. Ecuador está una vez más en una cita mundialista, pero mucho ha cambiado desde entonces. En el fútbol ya no es uno de los patitos feos de América. Estamos constantemente entre los posibles clasificados al mundial. Nuestros seleccionados juegan en los grandes equipos del mundo y nuestros equipos están constantemente peleando por ganar alguna competición sudamericana. Todo este progreso, de la mano de la construcción de identidad nacional y del “Sí se puede” de Hernán Darío Gómez (repito, un personaje FUNDAMENTAL en nuestro fútbol), ha llevado a que nuestros propios jugadores crean que Ecuador está para cosas grandes. Moisés Caicedo, baluarte de la Tri, ha llegado a decir que por qué no soñar con el título.

Sebastián Beccacece, técnico de la selección, bajó un poco el tono del objetivo de levantar el trofeo, pero sí ha dejado el mensaje correcto: “tenemos las piezas para hacer la mejor participación de Ecuador en un mundial en la historia”. Ese techo actualmente es octavos de final.

Tenemos hoy en día una de las mejores defensas del mundo, un medio campo muy equilibrado, con mucha llegada, pero nos ha fallado el gol durante las eliminatorias. Tenemos menos de un año para encontrar una fuente estable de gol. Si la encontramos, y siempre dependiendo del sorteo, Ecuador tiene con qué soñar para cosas grandes, muy grandes. Elijo creer.