Columnas

Sin temores

No son asesinos, pero tampoco serán carne de cañón. De ninguna manera. Saben que van a una guerra en defensa de su patria

La noche del lunes 15 de noviembre tuve la enorme satisfacción de ver a un mandatario democrático hablándole al pueblo que lo eligió y al resto de ecuatorianos, todos cansados de sufrir las acciones que se derivaron de 14 años de desgobierno.

No podía ser de otra manera. Sacó a relucir su formación en un hogar honrado y normal.

Las mafias de narcocriminales no pueden acorralarnos, como tampoco los obsecuentes borregos del prófugo y del foro de izmierdistas.

Ya salió un octogenario anticipando crímenes de lesa humanidad. Es creyente del diálogo con gente que pone el arma en la mesa primero y luego escucha. Cree que la Policía Nacional sola puede seguir manejando algo peor que un camal, lleno de bestias que matan, patean la cabeza de una persona a manera de macabro deporte o incineran cuerpos mutilados. No señor. Esa gente no merece ninguna consideración, pues la deformación, mezclada con droga y dinero, crea seres abominables que no se van a rehabilitar jamás. El resto es cuento.

Ha ofrecido que en persona se encargará del cumplimiento de su plan. Enhorabuena. Ya con las vacunas, demostró que sí puede.

Las FF. AA. están dispuestas a cumplir con el encargo que los ecuatorianos decentes les hemos hecho. Están preparadas. No son asesinos, pero tampoco serán carne de cañón. De ninguna manera. Saben que van a una guerra en defensa de su patria.

El encabezado lo uso para llamar la atención al presidente Lasso y pedirle que escuche el clamor ciudadano referente al mamotreto tantas veces mencionado por los seres normales, es decir la mayoría en este país. Acábelo o él lo devora y nos entrega en bandeja a las fauces pestíferas de los narcopolíticos, con el prófugo a la cabeza.

Escuché que a usted se lo eligió como restaurador y de paso presidente de un país que fue república hasta que llegaron los de la ROBOLUCIÓN preñados con ideas destructoras y frases melosas para tener embobado a un pueblo mantenido en la ignorancia a propósito, por esa amalgama sociolista-populista que regaló migajas mientras se llevaba nuestro futuro, sin importarles la educación y salud de quienes eran los más grandes perjudicados.