Columnas

El fanatismo destruye

"...el fanatismo es una enfermedad como el alcoholismo..."

Está en todas las actividades del ser humano, en todos los continentes, y en países ricos y pobres. Es más común en política, religión y deporte. Se saben sus consecuencias a través de la historia y se repite ¿Qué hace a alguien, sin distinción de cultura o educación, actuar irracionalmente a favor o en contra de otra? Para algunos sicólogos el fanatismo es una enfermedad como el alcoholismo (link).

En el siglo XX se dio en Alemania, años treinta y cuarenta. Un pueblo con elevado nivel cultural, cuna de genios en todas las ciencias, quedó cautivado por el demente Adolfo Hitler, quien cometió terribles delitos contra la humanidad. En la II Guerra Mundial, pilotos de la fuerza aérea militar japonesa estrellaron sus aviones en la flota de guerra estadounidense para honrar a su emperador Hiroito. En Argentina aún sigue “vivo” Perón y han pasado tres generaciones desde que asumió el poder la primera vez. A 1978 en Guyana, 400 personas murieron envenenadas por pedido de James Jones, fundador del culto Discípulos de Cristo. En Ecuador tuvimos a fanáticos de Carlos Guevara Moreno y más recientemente de Rafael Correa. Y finalmente está Donald Trump en EE. UU. Sus millones de fanáticos están convencidos de que su administración es la mejor de la historia y que se ha preocupado por frenar la pandemia, no les interesa que es el país con mayor número de fallecidos y contagiados. Teniendo menos de 5 % de la población mundial, tiene 20 % de los muertos.

En el caso de los fanáticos de la revolución ciudadana, están convencidos de que su gobierno fue el que más hizo a favor de los pobres, que la Constitución de Montecristi es la mejor que Ecuador ha tenido, que los atracos a nivel de todas las instituciones públicas no han hecho daño al país porque se hizo obra; no les interesa si hubo fraude, si fueron innecesarias o mal hechas. Están convencidos de que el pobre se benefició, no reconocen que por los descarados atracos no ha habido fondos para atender las innumerables emergencias que permanentemente tiene Ecuador.