Columnas

Entre la creatividad y lo de siempre

En los 100 días de su mandato el gobierno de Lasso acumuló dos triunfos, el primero, ganar la presidencia al seguir y proponer un plan de gobierno centrista, basado en demandas sociales ciudadanas relevadas y ordenadas por su asesor electoral Jaime Durán. Y el segundo, el plan de vacunación masivo de 9 millones de inmunizados con ambas dosis contra el coronavirus, conformando un equipo de trabajo con el vicepresidente y la ministra de Salud Pública, que tuvo reconocimiento mundial. Pero estos logros iniciales no pueden avalar una administración de cuatro años, particularmente en las decisiones más complejas y conflictivas vinculadas con la reactivación económica y los graves problemas de desempleo abierto, desigualdades, extrema pobreza e informalidad que agreden a la mayoría de la población. La crisis económica agudizada por la pandemia está provocando profundas mutaciones en la estructura socioeconómica y cultural. Por ello se requiere implantar una nueva normalidad política en Ecuador, que convoque e integre al Estado, sociedad civil y empresariado, para evitar seguir agudizando conflictos sociales y discriminando a partidos políticos protagónicos, y para superar la fragmentación parlamentaria. Es necesario que las funciones del Estado y la oposición eleven el debate político y público. La oposición debe ser democrática y de calidad, dejando de lados protagonismos innecesarios, caso de los denunciólogos que están banalizando la fiscalización parlamentaria. Finalmente, el Ejecutivo debe superar sus dobles discursos y temerarias aseveraciones; y dejar de defenderse con la argumentación de los promedios, que estadísticamente son pobres como los bikinis, “muestran lo que todos conocemos, pero no lo que nos interesa ver”, como decía mi profesor de probabilidades. Debe dejarse de veleidades neoliberales, que en todas partes han fracasado ya que provocan enfrentamientos clasistas e ilusión de progreso; no escuche a los agoreros de la ingobernabilidad, libertarios y ex DP/conservadores; demuestre creatividad y originalidad en la recuperación económica, como lo hace Biden siguiendo la ruta de Roosevelt y Keynes.

Hablar bien o no hablar en la Asamblea es indiferente, pero cuando a nombre de un gobierno se habla a la ciudadanía, es mejor hablar bien o no hablar.