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Se va terminando la ilusión

Avatar del Fausto Ortiz

Luce complicado en 2023 mantener un buen crecimiento en Ventas luego de un año récord. El entorno internacional, cuando logre ganarle a la inflación, abandonará las elevadas tasas de interés...’.

No es sobre el mundial la columna de hoy, ni la intención de conocer qué tan mala puntería tengo en escoger los que pasan a las instancias finales, se trata de que a partir del próximo año regresaremos a una realidad más fácil de analizar. Hoy es confuso no llamar crecimiento a un rebote luego de una brusca caída por pandemia. En 2021 crecimos, es verdad. Y en 2022 creceremos. No nos alcanzará para llegar al nivel del 2018, también es verdad. El 2023 nos volverá a enfrentar a una realidad que demandará mucho esfuerzo para lograr crecimiento en ventas, en crédito, o en empleo al tener que hacer comparaciones con una base ya bastante estable, que es lo que nos brindará el año que termina en tres semanas.

En temas de empleo, los datos oficiales a octubre de 2022 hablan de 2.9 millones de personas adecuadamente empleadas, que son 244 mil más que 12 meses atrás. Seguramente al finalizar el año superarán a las 3,15 millones de personas empleadas en diciembre de 2019. El logro es importante, pero no hay que perder de vista que en estos dos años la población económicamente activa aumentó más de 577 mil personas y se fueron “ubicando” en las otras clasificaciones de empleo. Estamos lejos de los 3,5 millones de empleados plenos de diciembre de 2015, y si fuera por el ritmo histórico de crecimiento de empleo adecuado, deberá pasar más de una década para alcanzar dicho nivel de empleo.

Si hablamos de crédito que ha colocado la banca local de mayor tamaño, hasta noviembre de 2022 el crecimiento anual ronda el 16 % y suena muy bien para una economía que crece 2,5 % y que tendrá una inflación de 4 %, pero igual que el empleo y la economía, ese buen crecimiento se encuentra influenciado por la caída de 2,5 % anual hasta noviembre de 2020 cuando el crecimiento promedio de los tres años previos era superior al 11 %. El 2021 y su crecimiento de 15 %, al igual que el actual 16 % recogen en buena medida los proyectos que no se pudieron realizar durante pandemia y meses posteriores. El 2023 demandará crecimiento de captaciones en un entorno de tasas internacionales elevadas para destinarlos al crédito, toda vez que sus excedentes en la forma de encaje en el Banco Central lo han utilizado inteligentemente durante el último año.

Luce complicado en 2023 mantener un buen crecimiento en Ventas luego de un año récord. El entorno internacional, cuando logre ganarle a la inflación, abandonará las elevadas tasas de interés y hasta que aquello ocurra coincidirá con el período en que la banca local necesite atraer captaciones para orientarlas al crédito, que podría volver a crecer a menores ritmos, reafirmando el comportamiento de una economía más lenta en su conjunto.

Terminar el programa con el Fondo Monetario Internacional podría permitir al Gobierno reacomodar el Presupuesto del Estado y orientar más Inversión Pública para que la saque del actual nivel que es el más bajo de al menos los últimos 15 años. La ilusión del buen crecimiento terminará el 2022. Para 2023 será necesario contar con un motor comprometido con empujar la economía más allá del 1,5 % del crecimiento de la población. Antes de la pandemia no había sido posible identificarlo, y esa es la tarea pendiente.