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Fausto Ortiz | Como agua entre los dedos

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Escribir la proforma cada vez va tornándose más complejo

En menos de un mes el Ministerio de Finanzas deberá enviar a la Asamblea la denominada Proforma del Presupuesto General del Estado que regirá los últimos tres meses del año. Al haber sido un año electoral se trabajó con el PGE del año anterior bajo la figura de presupuesto prorrogado. Con las modificaciones efectuadas, a la fecha indica que el Déficit Fiscal sería algo menos de $3.000 millones (M), sin embargo, el Fondo Monetario Internacional (FMI), con motivo de la aprobación del incremento de $1.000M en el crédito del programa vigente, nos indica que debemos esperar un DF de $4.000M para este 2025.

Los recursos frescos del FMI de alguna manera sirven para compensar el retraso en volver a los mercados de bonos de deuda externa que queda pospuesto hasta 2026. Servirán también para poder recuperar recursos previamente pagados al mismo FMI por amortizaciones de la deuda en semestre anterior, con seguridad para cancelar un préstamo puente de $400M que facilitó la Corporación Andina de Fomento (CAF) el mes pasado y pagar parte del saldo pendiente de los $1.100M, que es el total de amortización con el FMI en este 2025. No llegan tan fácil los fondos, demanda cumplir compromisos, pero fácil sí se van.

A escasos días de finalizar julio se ha recibido por deuda pública $6.000M, que se han utilizado para cancelar $4.500M de amortización y otros pasivos de estos primeros siete meses del año. Los números soportan señalar que con ese excedente se disminuyeron parcial y temporalmente atrasos del año pasado y se ‘fondeó’ parte de déficit fiscal, que acumulado a este mes bien podría superar los USD 1.500M. Si bien el FMI señala en su informe que los atrasos no sufrirán incrementos relevantes, la dificultad de acceder a nueva deuda los pone otra vez en primera línea.

Escribir la proforma cada vez va tornándose más complejo. Años atrás limitaron a Finanzas la capacidad de ‘bicicletear’ los recursos que según la Constitución deben incrementarse en salud y educación. Quedará evidenciado el rezago presupuestario que a nadie parece importar. Este año superará los $3.000M y vendrá acompañado de números mágicos en el lado de ingresos que simularán financiar dicho gasto para no incrementar en idéntico monto el déficit fiscal.

De cara al futuro, en el reporte del FMI, el denominado Plan de Consolidación Fiscal se indica que de 2025 a 2028 se harán mejoras de 3,9 % del PIB en el lado de los ingresos, de los cuales 1,5 % serán por mayor recaudación de impuestos (la mitad ocurriendo en este año por el reciente aumento de IVA que recaudará 12 meses completos). En otros ingresos presupuestarios se esperan 2,4 % del PIB de incremento y sin nombrarlo bien podría ser una combinación de ingresos extraordinarios ‘tipo’ Sacha, 5G, focalización de subsidios y otros que supongo nos irán contando.

Por el lado del gasto, muy poco ajuste; ahí se nota más esfuerzo en mantenerlo controlado a la par de incrementar recursos para temas sociales. En la nómina se espera una reducción de 1 % del PIB en cuatro años, de mi lectura, por mejora en el tamaño de la economía a mayor ritmo más que por incremento de salarios. La obra pública luce en modo ‘vacaciones’ al no poder retener la plata que se nos va como agua entre los dedos.