Perdiendo y por goleada

Penosamente, esa guerra contra los problemas nacionales, que el presidente sentenció íbamos a ganar, a mí me parece que la vamos perdiendo, y por goleada
Si Ecuador fuera una empresa, con seguridad cerraría sus puertas debido al estado calamitoso de su administración.
La Función Judicial en crisis, su presidente suspendido por un Consejo de la Judicatura, que, para muchos, implica una metida de mano a la justicia. ¿De quién es esa mano y con qué fin lo hace? ¿A quién le interesa el control judicial? Sospecho que se viene esa vieja maña de usar a la justicia para perseguir a oponentes, a vísperas de las elecciones seccionales, para inclinar la balanza a favor de ciertas fuerzas políticas.
El Legislativo, de mal en peor, con su presidente defenestrada por una postrada Asamblea que pedía su salida por su inacción. Una Asamblea como río lleno de pirañas, desordenado y caótico, sin norte claro, donde las fuerzas políticas tiran la soga hacia su lado, logrando la inercia total de la institución.
La fuerza pública, rebasada por una criminalidad desbordada debido a la contundencia, alcance y periodicidad de sus ataques que, junto al nivel de sofisticación y armamento utilizados, nos tienen sumidos en el terror.
La salud pública en hilachas y una ciudadanía que clama a diario por recibir atención médica y medicinas para tratar sus dolencias, en medio de denuncias de corrupción y falta de ejecución de las autoridades. El agotado discurso de la “exitosa campaña de vacunación”, ya no es credencial suficiente para sostener a las negligentes autoridades.
Las cárceles entregadas a su suerte a un enemigo poderoso, bajo el control de las mafias organizadas, que cuentan con el ambiente propicio para operar en el país.
El problema no es necesariamente económico, pues el dinero entra al erario nacional por recaudaciones tributarias e incremento del precio del petróleo; entonces, quizás el problema sea que el gobierno no sabe qué hacer, o no sabe cómo hacerlo. En tal caso, este barco llamado Ecuador naufraga y su capitán no hace mucho por recuperar el control de su nave.
Penosamente, esa guerra contra los problemas nacionales, que el presidente sentenció íbamos a ganar, a mí me parece que la vamos perdiendo, y por goleada.