Columnas

“Guayakill”

Lamentablemente, pese a los constantes estados de excepción y desplazamientos de fuerzas militares, los atentados y muertes violentas no cesan

Apresuradamente, luego de cada hecho violento la respuesta del gobierno es la misma, la declaratoria del estado de excepción para que los ciudadanos sintamos que están haciendo algo frente a los grupos terroristas que atentan contra nuestras vidas y la paz social.

Lamentablemente, pese a los constantes estados de excepción y desplazamientos de fuerzas militares, los atentados y muertes violentas no cesan.

Como dijo un presidente exitoso en el control delincuencial, “los problemas no se resuelven por decreto, sino con acciones” y hasta la fecha no hay ninguna estrategia presentada a los ecuatorianos. La cartera de seguridad es un simple membrete.

La Corte Constitucional fue muy clara cuando dispuso, hace más de un año, que el presidente de la República, una vez concluido, uno de sus tantos estados de excepción, debía remitir a esta el informe donde se indiquen las medidas concretas adoptadas para superar la crisis por el desbordamiento de los actos delictivos; y las medidas que se aplicarán para fortalecer el sistema de seguridad interna. Un año después tenemos más violencia, con lo que está claro que no se implementó ninguna acción efectiva al respecto.

El Ejecutivo no debería continuar con su consulta popular, pues la mayoría y en especial las tres últimas, no alteran los elementos constitutivos del Estado, ni restringen derechos ni garantías fundamentales, por lo que pueden ser tratadas vía reforma a cuerpos legales mediante un trabajo coordinado junto a la Asamblea.

La prioridad es retomar la seguridad, sin esta les será imposible gobernar. Esta crisis traerá graves afectaciones a sectores de gran importancia económica para el Ecuador. Esos 20 millones de dólares que pretenden gastar en ese ensayo de fuerza electoral, los podrían utilizar para mejorar la seguridad de las cárceles, entregar suficientes recursos humanos y tecnológicos a la fiscalía y a las fuerzas del orden para que todos quienes vivimos con el alma en la boca no tengamos esa sensación de estar en modo supervivencia, en una ciudad a la que manchan con el ofensivo remoquete de “Guayakill”.