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Gobierno fallido

Avatar del Diana Acosta

Tenemos un estado de excepción declarado que no se siente, mientras los criminales siguen haciendo de las suyas

Ecuador sigue abatido por diferentes delitos, como asaltos, asesinatos, violaciones, liberación de delincuentes mediante acciones legales turbias, crímenes masivos en recintos carcelarios y el narcotráfico que se ha tomado el país, afectando incluso al sector privado mediante la contaminación constante de contenedores de exportación.

A pesar de todas las comisiones, cambios de mando, reemplazo de funcionarios, reuniones de alto nivel con autoridades judiciales, la situación no cambia y sigue fuera de control. Y la prueba de que aún no toman las riendas del problema es la reciente masacre en la cárcel de Santo Domingo, donde murió un gran número de reos, sin que las autoridades den respuestas claras sobre cómo pudo ocurrir un hecho como este luego de haber tenido experiencias similares en otras cárceles.

Si el gobierno no tiene el control de los recintos carcelarios es poco probable que logre el control de la seguridad interna del país. Ese microcosmos representa la incapacidad operativa del gobierno ante la delincuencia organizada y común que nos afecta a todos.

Solo con ver las entrevistas de los funcionarios a cargo de la seguridad del país nos damos cuenta por qué nada resulta; dan muchas vueltas y explicaciones sin presentar claramente la ruta y acciones a tomar para controlar este flagelo. Hablan de pacificación en las cárceles cuando en esos establecimientos lo que hay son delincuentes que deben ser custodiados y rehabilitados, por lo tanto, no podemos aceptar la figura de una guerra donde no deben existir pares que la libren.

Deben lograr la sumisión de los privados de libertad ante la autoridad y punto, nada de irse por las ramas para mediar y conciliar con quienes deben cumplir órdenes y someterse, pagando sus penas tras las rejas y no libres con 'habeas corpus' a los que las autoridades, sospechosamente, no se oponen.

Tenemos un estado de excepción declarado que no se siente, mientras los criminales siguen haciendo de las suyas, por lo que podemos concluir que no tenemos un estado fallido, estamos, lastimosamente, ante un gobierno fallido.