Inversión pública, pequeña y lenta

Hoy los ingresos superan ampliamente a los gastos del presupuesto del Estado y permiten aspirar a una mucho más activa ejecución del gasto público para los restantes 7 meses del año’.
Se fue el quinto mes del año y las cifras fiscales siguen mostrándose de buenas para arriba. Si se deja a un lado la cuenta de importación de derivados, el presupuesto general del Estado presenta un superávit fiscal de USD 1.678 millones que es, literal, diametralmente opuesto a los USD 1.686 millones de déficit reflejado hasta mayo de 2020, cuando la pandemia iniciaba y permanecíamos “encerrados” por la cuarentena y las restricciones establecidas en aquella época. Hoy los ingresos superan ampliamente a los gastos del presupuesto del Estado y permiten aspirar una mucho más activa ejecución del gasto público para los restantes 7 meses del año.
En estos primeros 5 meses existen ingresos no esperados en el presupuesto del Estado. Casi nadie se hubiera aventurado a señalar USD 91 como precio promedio del crudo ecuatoriano hasta mayo, cuando un año atrás fue USD 52. El petróleo le está generando a las cuentas fiscales algo así como USD 1.100 millones adicionales de lo aportado un año atrás.
Por otra parte, los recursos recibidos en Finanzas originados en impuestos eran mucho más predecibles. Todos sabíamos que la modesta presupuestación de ingresos por impuestos y la posterior abstención por la ley tributaria en la Asamblea Nacional permitirían generar un gran incremento de recaudación en este 2022. Hasta mayo se han recibido USD 1.300 millones adicionales en el Ministerio de Finanzas por concepto de impuestos al compararlos con mayo 2021. La excelente relación con los organismos internacionales de financiamiento en gran medida responde a la mejora de estos ingresos fiscales.
Internamente la situación es distinta, la seguridad social, si pudiera, se preguntaría por qué el gobierno, teniendo aquel superávit no atiende con mayor rapidez los atrasos presupuestarios, lo mismo los GAD y la inversión pública.
Están pendientes de contratar USD 3.700 millones de nueva deuda, que se usarán para pagar vencimientos de deuda (USD 2.700M) y otros pasivos (USD 1,000M), los cuales no incrementarán el endeudamiento público al pagar deuda antigua con deuda más barata. Esta deuda no incide en la reactivación económica. La deuda que financie el déficit fiscal será aquella que impacte a la economía si logra un adecuado manejo que no afecte la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Al mes de mayo de 2008, con números del Ministerio de Finanzas, el Plan Anual de Inversiones reflejaba un gasto de USD 334 millones (0,49 % de los USD 62 mil millones de PIB anual) y 14 años después no logra superar dicho nivel, al llegar en mayo de 2022 apenas a USD 250 millones (0,23% de los USD 110 mil millones que será el PIB este año). Otra vez, ni en dólares, menos como tamaño del PIB, la inversión pública, si se mantiene a este ritmo, dará señales de que podrá influir en la reactivación de la economía.
Serviría “apostarle” al mensaje de que se aceleren los trabajos, se presenten facturas de adelanto de obra (el devengado) y se cancelen rápidamente dichos gastos para que la economía sienta un cambio de ritmo y fluyan más recursos capaces de dinamizar la economía para que dejemos de ver a la inversión pública como pequeña y lenta a pesar de tener la percepción de que el gobierno mantiene la billetera llena de recursos.