Jaime Izurieta Varea | Independencia e innovación

La increíble historia de los últimos 250 años ha sido escrita gracias a un contexto que prioriza la libertad y la propiedad
Para el año 1636, cuando se fundó la universidad de Harvard, la ciudad de Newtowne, Massachusetts, luego renombrada como Cambridge en honor a su homónima en Inglaterra, y la capital de Nueva Inglaterra, Boston, tenían alrededor de 1.500 habitantes cada una. En ese momento, México contaba con 120.000 habitantes, y Lima con 40.000. Casi todas las capitales de la América española tenían ya catedrales, universidades y hospitales consolidados.
Hoy la historia es distinta. El desarrollo empresarial, social, científico, y tecnológico que Estados Unidos ha tenido en sus casi 250 años de existencia no tienen parangón. De orígenes más bien humildes, este país se ha consolidado como líder en casi todas las áreas del conocimiento. El caso latinoamericano ha sido el opuesto.
No faltan problemas, ni interesados en que estos jamás se resuelvan. Pero el balance de la contribución de los Estados Unidos al desarrollo es positivo. Este fin de semana se conmemoran 249 años desde la Declaración de Independencia. Creo apropiado, en medio de la celebración, hacer un recuento de cuáles han sido los valores que han permitido semejante crecimiento, innovación y progreso.
La innovación ha sido casi siempre el resultado de un proceso de mejoramiento continuo, en pequeños incrementos, sobre ideas previas. El primer vuelo de los hermanos Wright solo pudo ser posible gracias a varios experimentos previos en aerodinámica y materiales. El progreso es lento y resulta de una larga fila de pruebas y errores.
La línea de ensamblaje de Henry Ford, la Apple I de Steve Jobs y Steve Wozniak, o la lámpara incandescente de Thomas Edison fueron el resultado de avances descentralizados, en pequeños incrementos, que otros pudieron continuar y mejorar en libertad.
El marco regulatorio protegía de manera irrestricta los derechos de propiedad. El entorno social celebraba los logros individuales, y motivaba a tomar riesgos para continuarlos.
La increíble historia de los últimos 250 años ha sido escrita gracias a un contexto que prioriza la libertad y la propiedad.