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Escapemos de las garras de la COVID

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Trabajando juntos tenemos la posibilidad de escapar de las garras de la COVID-19 para siempre. Debemos aprovecharla al máximo

Adentrados ya dos años en la peor pandemia en un siglo, resulta tentador pensar que el mundo quedó atrapado en un túnel del tiempo, incapaz de sacarse de encima un virus que hasta el momento mató a más de 5,5 millones de personas y arruinó el sustento de una cantidad innumerable de gente. En los 15 meses desde que la iniciativa del Fondo de Acceso Global para Vacunas COVID-19 (Covax) logró el apoyo de la comunidad internacional, mucho ha cambiado. En septiembre de 2020 no sabíamos si los científicos podrían desarrollar una vacuna segura y eficaz, ahora tenemos varias. Ni sabíamos si la industria lograría ampliar su producción, pero el año pasado se fabricaron 11.000 millones de dosis. Lamentablemente, aunque se produjeron suficientes dosis en 2021 para vacunar a todos los adultos del planeta, más de 3.000 millones de personas -en su mayoría en países con bajos ingresos- aún no han recibido la primera dosis. Covax y el multilateralismo pueden funcionar, pese al acaparamiento y restricciones a las exportaciones de vacunas y sus ingredientes por parte de algunos gobiernos. Es fundamental que Covax siga siendo respaldada por el mundo. De lo contrario, mientras los países ricos avanzan con la implementación de las dosis de refuerzo frente a la variante ómicron, los países con menores ingresos corren el riesgo de quedar aún más rezagados. Eso constituiría un fracaso moral y una catástrofe para la salud pública. Nadie está a salvo de la COVID-19 hasta que todos lo estén. Hasta que no logremos vacunar a la gente en todo el mundo, el coronavirus seguirá mutando y generando nuevas variantes, potencialmente más peligrosas. Hay un riesgo significativo de quedar atrapados en un ciclo interminable de vacunaciones de refuerzo, en vez de anticiparnos al virus. Si protegemos a la gente en todas partes, podemos reiniciar la economía mundial y recuperar completamente el comercio y los viajes. Serán necesarios nuevos compromisos de los países con altos ingresos y los productores de vacunas para priorizar a los más necesitados. Proporcionar acceso equitativo a las vacunas implica asegurar que Covax cuente con flexibilidad para responder a las necesidades futuras, entre ellas las relacionadas con programas de refuerzo, vacunas adaptadas a variantes, o dosis adicionales. Aunque surgirán desafíos adicionales en la oferta y la demanda en 2022, estamos en una situación en que derrotar a la COVID-19 es una perspectiva realista. La velocidad es fundamental; cuanto más rápidamente limitemos la capacidad del virus para difundirse, antes pondremos fin a los ciclos de estragos que hizo en nuestras sociedades y economías. Para eso será necesario garantizar acceso rápido, justo y equitativo a las vacunas para la gente en todos los países. La entrega de la millonésima dosis de Covax demuestra que, a la hora de la verdad, podemos colaborar de manera eficaz para enfrentar desafíos mundiales masivos; pero este logro también nos recuerda que queda mucho por hacer. Covax y otras organizaciones internacionales comprometidas con la equidad de vacunas no pueden poner fin a la pandemia sin la ayuda de gobiernos, empresas y sociedad civil. Trabajando juntos tenemos la posibilidad de escapar de las garras de la COVID-19 para siempre. Debemos aprovecharla al máximo.